La escritora asturiana Olvido García Valdés ganó ayer el Premio Nacional de Poesía con su poemario Y todos estábamos vivos , una obra impregnada de "la sensación de irrealidad" de la vida y que está escrita, como todas las suyas, desde ese "espacio de resistencia" que para ella es la poesía.

El poemario premiado, publicado por Tusquets, es "duro de lectura en algunos momentos, pero celebratorio al mismo tiempo", y, según dijo la escritora, enlaza con su obra anterior, Del ojo al hueso , escrita "en un época difícil, asociada a una enfermedad grave" que padeció.

Directora del Instituto Cervantes de Toulouse desde hace un año, la noticia del premio sorprendió a García Valdés (Santianes de Pravia, Asturias, 1950) en la ciudad francesa, en una jornada de trabajo intenso pero en la que encontró tiempo para atender las llamadas de los periodistas.

"Estoy muy emocionada y muy agradecida por el premio", aseguró García Valdés, que en los veinte años largos que lleva dedicada a la poesía trata de expresar "el mundo y la experiencia de la vida a través de quien escribe". "La poesía lírica nace siempre de la raíz emocional y reflexiva del autor". Su trayectoria poética comenzó en 1986 con El tercer jardín y prosiguió con, entre otros libros, Exposición y Caza nocturna .