Un viejo y prestigioso sistema de orquestas infantiles y juveniles de Venezuela, integrado por 180 agrupaciones que buscan reinsertar a los niños excluidos de los barrios pobres, obtuvo ayer el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2008 al imponerse a otras 27 candidaturas de 15 países.

Las orquestas infantiles, compuestas por 250.000 músicos, han logrado crear redes musicales para combatir la exclusión social y han fundado agrupaciones de sordos, niños de la calle y jóvenes reclusos. La red musical, fundada en 1975 por José Antonio Abreu, ha cosechado ovaciones en escenarios de medio munco y ha inyectado un estilo peculiar a los grupos de música clásica: los niños suelen tocar con el chándal de las selecciones deportivas venezolanas y adaptan ritmos caribeños a los instrumentos de música clásica.

"Somos una orquesta diferente: damos un espectáculo muy cálido, distanciado de la sobriedad de la música clásica, pero con una altísima calidad técnica", explicó a este diario Lenin Mora, coordinador de la Orquesta Penitenciaria --la más reciente del sistema-- y miembro de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la más galardonada.

El jurado del Príncipe de Asturias destacó la labor social de las agrupaciones y rechazó que el premio haya sido decidido para superar la crisis diplomática entre España y Venezuela a raíz del encontronazo verbal del Rey Juan Carlos con Hugo Chávez. La suspicacia fue alimentada por el apoyo del ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, a la candidatura venezolana.

"Las orquestas han tenido la capacidad de quitar pistolas de las manos de los niños y darles violines", dijo el director de cine José Luis Garci.

"Estamos a acostumbrados a politizarlo todo. Esta iniciativa social viene del año 1975, antes de que supiéramos algo de Chávez", afirmó el escritor Pedro Delgado.

El gobierno de Chávez ha aumentado las ayudas públicas a las orquestas en los últimos años.