P. D. James repasa en Todo lo que sé sobre novela negra (Ediciones B) la teórica básica del género y describe los autores de la edad dorada, la de las novelas detectivescas británicas y el hard boiled surgido en EEUU.

--¿Qué ingredientes debe tener una novela policiaca? --Debe haber un argumento verosímil y a ser posible excitante, pero sin trampas. Aparte de eso, debe tener las mismas virtudes que cualquier otra buena novela. Debe hacer que el lector se meta en la narración y los personajes han de ser creíbles. Es una combinación de buena escritura, buena trama, buenos personajes y un buen escenario.

--Usted sostiene que sin un cuerpo organizado de policía no puede haber novelas policíacas. --Es cierto, tiene que haber ley y orden. En un país donde existe el crimen generalizado y los asesinatos son algo común, no se puede construir una historia detectivesca. En Inglaterra las novelas de detectives se hicieron populares cuando hubo una fuerza oficial de policía en la época victoriana. En relatos como los de Sherlock Holmes la policía y los detectives están ahí, aunque no siempre sean muy eficientes.

--¿Son muy diferentes los relatos detectivescos de hoy de los que se escribieron en la llamada edad de oro del género? --Sí, son diferentes. La novela de detectives alcanzó su máxima popularidad entre las dos guerras mundiales. Todo el que escribía una novela, elegía una historia de detectives. Pero la manera de escribir importaba poco, la mayoría lo hacía muy rápido y no se preocupaba mucho ni del decorado, del ambiente, ni casi de los personajes. Lo importante era ser ingenioso y los métodos del asesinato debían ser lo más originales posible. Ahora lo más importante es escribir una buena novela y que la muerte y lo que pasa después, las pistas, el trabajo forense, toda la investigación, sea realista.

--En el pasado se criticó que las reglas de la novela policiaca fueran demasiado rígidas. --El reverendo Ronald Knox las resumió y decía, entre otras cosas, que la muerte de alguno de los personajes debía ocurrir pronto en el relato. Nunca debía haber en la historia hermanos gemelos, ni dobles, ni tampoco chinos. Tampoco debían existir agentes sobrenaturales y no se podían utilizar venenos desconocidos. Además todo lo que sabía el detective lo debía saber también el lector. Algunas de esas reglas aún siguen siendo útiles, pero eran demasiado inflexibles.

--¿Qué papel ocupan las novelas de Sherlock Holmes en el género? --Creo que Arthur Conan Doyle muestra muy bien el ambiente de la sociedad victoriana. Son historias muy excitantes y muy ingeniosas. Holmes es un héroe remarcable y muy extraño en algunas cosas. No parece un hombre muy agradable para vivir con él. El personaje llegó a ser tan importante, que después de matarle, Conan Doyle tuvo que devolverle a la vida.

--Usted no considera a Agatha Christie una escritora muy innovadora. --No creo que lo fuera. Pero sabía lo que podía hacer y eso lo hacía excepcionalmente bien. Las ventas de sus novelas siguen siendo un fenómeno. Eso significa que le da a la gente lo que quiere. Pero no era una novelista que trabajara sus personajes profundamente y sus casos no hubieran funcionado en la vida real.

--En esa época, las novelas policíacas se vendían en las estaciones de tren y hubo un debate sobre la calidad literaria. --En la época victoriana la gente se encontró de pronto con más dinero, estaba mejor educada, empezó a leer y así llegaron los libros populares. Pero muchos victorianos eran unos esnobs y consideraban los libros populares, incluidos las historias de detectives, una literatura poco elevada.

--Cuál cree que ha sido su más importante contribución al género detectivesco? --Los críticos dicen que lo he hecho respetable. Mis novelas pueden ser excitantes y entretenidas, pero al mismo tiempo ser buena literatura y eso es muy importante.

--¿Cómo ve el futuro? --Se está viviendo, creo, una segunda edad de oro tanto en este país como en los países nórdicos y en otros. En el futuro la novela negra va a ser algo más realista, pero también más violenta. Los medios de comunicación ofrecen cada día detalles de crímenes atroces, de disturbios, de protestas violentas y eso lo están reflejando los escritores de novela policiaca de hoy. La narrativa detectivesca está cada vez más enraizada en la realidad. Hay también más conciencia de que la policía no siempre es honesta y que la corrupción puede alcanzar las esferas más altas del poder, la política o la justicia. Pero se están publicando buenos libros. El género queda en buenas manos.