Dario Argento (Roma, 1940) no se corta: poco después de empezada nuestra charla, asegura estar «cansado» y se queja de no haber visto ninguna película por la insistencia del festival en que hable con todos los medios posibles. Él ha venido aquí a eso, a ver películas, aunque también a presentar una restauración en 4K de Suspiria, su alucinado a la par que alucinante clásico de 1977.

Argento es el autor de clásicos del giallo como El pájaro de las plumas de cristal (1970), El gato de las nueve colas (1971), 4 moscas sobre terciopelo gris (1971) y la cumbre de su estilo más operático Rojo oscuro (1975). También de la inolvidable que dio nombre al mejor cine de Barcelona, Phenomena (1985), por supuesto, en la que Jennifer Connelly se alía con insectos para dar caza a un asesino de colegialas.

Pero si existe una película intocable en su carrera, esa debe ser Suspiria, reconocida influencia para directores actuales de la talla de Nicolas Winding Refn y Guillermo Del Toro; en Sitges se ha proyectado en programa doble con La cumbre escarlata. «Soy capaz de reconocer ese influjo viendo las películas de Winding Refn y de Del Toro», afirma ante la grabadora. «Pero no solo en ellos, también mucho antes podía verlo en Tarantino. Y también se puede detectar en autores de Corea Del Sur», explica. De este último país, y Asia en general, proviene gran parte de su cine favorito de los últimos años. Parece especialmente interesado en la obra de Park Chan-wook, autor de La doncella, premio del público en Sitges el año pasado.

Suspiria, decíamos, es su clásico intocable. Pero nada parece sagrado ya: en breve se estrenará un remake dirigido por Luca Guadagnino y con Chloë Grace Moretz en el papel antaño bordado por la encantadora Jessica Harper. El autor no ha sido consultado por productores ni equipo artístico, ni tampoco ha visto un euro por la adaptación; él no poseía los derechos. ¿Qué siente sobre este proyecto? «No siento nada en particular. No he visto nada. Por lo poco que he sabido, es muy diferente a la mía».