El encuentro se esperaba movido. Y nadie salió defraudado. Por la mañana, varios medios de comunicación anunciaron que a Julián Muñoz, el exalcalde marbellí y pareja de Isabel Pantoja, le habían denegado el indulto. ¿Vendría pues Cachuli? ¿Le quitaría protagonismo a una tonadillera que, según la prensa del colorín , pasa una depresión?

Un año más, y por las mismas fechas, esta grande de la copla se va a marcar un doblete en el Palacio de la Música (sábado y domingo) en Barcelona. La cita propicia que cada año Pantoja convoque, como algo excepcional, una comida-rueda de prensa.

Solo en Barcelona se atreve a someterse a un interrogatorio que, un año más (y a pesar de esta vez vetar a los del Tomate ) acabó con escenas casi circenses. "En ningún otro lugar los periodistas sois tan educados. Si hasta estoy a favor del Estatut", exclamó la cantante, antes de saber a qué medios pertenecían dos de las comensales. Fue entonces cuando empezaron los gritos. Y los insultos (eso sí, a los respectivos jefes de ambas).

Antes, y en un tono mucho más amable, la intérprete de Pena, penita, pena admitió sentirse maltratada. "Un cierto sector se dedica a ponerme en una pared y ra-ta-ta-tá", dijo, mientras escenificaba los disparos. "Pero yo voy y los esquivo. Hago lo que tengo que hacer. Todo esto acabará donde tiene que acabar: en los tribunales". De hecho, Pantoja está "estudiando leyes". No es para menos. Por un lado, a su maromo le acusan en casos de corrupción inmobiliaria. Y por otro, están esas demandas que ella se ha dedicado a interponer a todo el que se ha atrevido a "lanzar mentiras" sobre ella. "Llevo tres años sin poner la tele. Solo veo Canal Digital y los programas de cocina. Yo lo llevo bien, pero mi familia no. Sueño con ver a todas esas personas sentadas en un banquillo. Me han querido involucrar en casi todo; solo faltan las Torres Gemelas". Lo que más la enerva es que sus hijos resulten afectados. "Kiko está en una edad difícil y ya se llevó su disgusto. Cometió ese error, pero no lo hará más".

Pantoja se refería a ese triste episodio en el que Paquirrín lanzó lindeces del tipo: "Nunca iré a visitar a Julián Muñoz a la cárcel"; o "mi madre nunca ha estado enamorada de él". Y luego está su Chabelita. "¿Cómo el Gobierno pudo permitir que hicieran sangre con una niña de 8 años por ser adoptada? El juicio, os aseguro, será fuerte".

Ante tanto mal fario, a nadie le sorprendería que estuviera deprimida. "Eso es una mentira muy seria. No lo estoy y nunca lo he estado". Estuvo "malita", sí. Pero fue por "puro cansancio".