LUGAR DE NACIMIENTO LA HABANA

AÑO 6 1948

ESTUDIOS MUSICA EN EL CONSERVATORIO DE LA HABANA. ESPECIALISTA EN SAXOFON Y CLARINETE

DISCOS ´PORTRAIT OF CUBA´, ´TROPICANA NIGHT´

Paquito D´Rivera prueba las lengüetas de su saxofón y su clarinete en un pequeño camerino de paredes de tela negra y sin techo. Queda media hora para que comience el último concierto del Womad del jueves, en el que el músico cubano presenta a las Hermanas Márquez, un descubrimiento suyo. "Pero fue mi madre quien me ordenó grabar un disco con ellas", dice con sorna. D´Rivera (La Habana, 1948) es un ágil contador de historias. Se zambulle en su memoria y rescata anécdotas o diálogos de hace veinte o treinta años. El saxofonista y clarinetista es uno de los hitos del jazz latino, que vive en el exilio de Nueva York desde los años 60. También es un furibundo anticomunista (pero con humor).

--De niño prodigio a músico, a director de orquesta, compositor, escritor... ¿qué dejó de hacer que hubiera querido?

--Siempre queda algo por hacer, si no sería aburrido. A veces me despierto y no hay nada que hacer. Me digo, "¡coño!", que día más raro. Algo se estará tramando. Bueno, cuando no hay nada que hacer entonces hay que morirse. Yo tenía un amigo finlandés, director de orquesta, que decía, "cuando tú pienses que eres un músico acabado los estás de verdad". Y eso va en todos los órdenes de la vida, te aburres muchísimo porque pierdes la posibilidad de admirar la grandeza que te rodea.

--Usted empezó como concertista clásico y luego llegó al jazz.

--Mi padre fue un saxofonista clásico. Nunca tuvo capacidad para improvisar; le encantaba la música de Benny Goodman y Lester Young: se quedaba como un bobo oyendo tocar a Young; pero volvía a Mozart porque no tenía talento para tocar el swing. Eso hizo que desde niño yo escuchará grabaciones de música clásica, de jazz o gente como Pérez Prado. Y así crecí. Mi padre era también un gran lector y me inculcó desde pequeño la lectura. Me acuerdo que leí primero a uno de mis favoritos: Emilio Salgari. Estaba loco por él. Y luego vinieron otros, como Julio Verne, que me acompañaron.

--¿Cuándo volverá a Cuba?

--No volveré hasta que acabe la dictadura, porque puede darse una dictadura sin Castro, como ha seguido en China un comunismo sin Mao. Pero el final de esto es algo que tiene que producirse porque no hay mal que dure cien años, ni somos nosotros unos seres tan superiores como para pensar que esa mierda funciona allí, porque no funcionó nunca.

--A pesar de ello, siguen saliendo grupos, músicos...

--No hay duda de eso, y seguirán apareciendo porque eso no hay quien lo pare. Y yo no sé explicar por qué.

--El humor le ha salvado de la amargura.

--Yo siempre he sentido admiración por los músicos que ponen sentido del humor en su música. Por eso me gustan las Hermanas Márquez, Mozart o Dizzie Gillespie. Son gente que a pesar de la seriedad de su trabajo, no perdieron el humor.

--Con las Hermanas Márquez ha obrado un milagro.

--Mi mamá las conocía en Nueva York. A veces se reunían y tocaban música para ellas. Mi mamá me dijo: "Tienes que conocerlas". Lo hice y me quedé enamorado de su musicalidad y su humor. Fue una orden de mi mamá que grabáramos el disco. Nunca nadie se preocupó de hacerlo hasta entonces.

--Después de su autobiografía va a publicar una novela.

--Oh, La Habana . Es el título de una rumba. Yo crecí rodeado de músicos. Por la oficinita de mi mamá, donde vendían instrumentos, pasaron gentes como Chico O´Farrill; allí compró Cachao un contrabajo; Lecuona compraba música de Chopin, que es lo que le gustaba tocar. Y oyendo todo eso, lo que hablaban ellos, lo fui almacenando en el disco duro hasta que me dije que tenía que sacarlo. Y un día empecé a escribir cuentos y luego concebí la novela y en una parte de ella hay una rumba, Oh, La Habana , y me dije, ¡coño!, esta novela se llama así.