El inspector del FBI Alex Cross se encuentra de vacaciones en Disneylandia intentando, por enésima vez, poner un atisbo de normalidad en su convulsa vida. Pero el asesinato de una ejecutiva de Hollywood, reivindicado por una tal Mary Smith en un e-mail a Los Angeles Times , le forzará a aparcar sus problemas domésticos para enfrentarse a otro asesino en serie. Este es el arranque de Mary, Mary (Ediciones B), el último thriller de James Patterson (Newburgh, Nueva York, 1947), maestro en el complejo arte de alumbrar superventas.

"La clave del éxito de mis obras es una acción sin freno, que te mantenga en vilo y te impida dejar de leer --asevera el autor, que en el último lustro ha logrado más números unos de ventas que Dan Brown, J.K. Rowling, Tom Clancy y John Grisham juntos--. "Escribo de forma coloquial y no utilizo detalles que frenen el ritmo del relato. Eso se lo dejo a autores como Gabriel García Márquez, al que adoro".

Cross, que ha protagonizado una docena de sus libros y al que Morgan Freeman ponía cara en El coleccionista de amantes y La hora de la araña , se ha convertido en uno de los personajes fetiche de este autor.

"Una de las cosas que le hacen tan adictivo es que la gente se identifica con el hecho de que su vida no es perfecta pero que sigue tirando hacia adelante para encontrar al asesino y al amor". El investigador se enfrenta en Mary, Mary a uno de sus momentos más críticos: la pérdida de la custodia de su hijo pequeño. Patterson apunta que lo que más nos aterra de los asesinos en serie es que, "aunque sean monstruos, se parecen demasiado a nosotros".