Con el tercer título de la serie del agente Bourne, Paul Greengrass, regresa a uno de los espías más logrados del cine. El ultimatum de Bourne se estrena hoy en cines de Cáceres, Plasencia, Badajoz, Don Benito y Almendralejo.

--Cinco años después del estreno de El caso Bourne , la odisea de este antihéroe llega a su fin. ¿Qué le espera al final del viaje?

--Lo que siempre buscó, su identidad moral, la respuesta a muchas preguntas. ¿Qué tipo de hombre soy? ¿Soy un asesino o, por el contrario, me convirtieron en un asesino? Las respuestas no son fáciles. No podemos pretender que simplemente le lavaron el cerebro, porque eso le eximiría de toda responsabilidad respecto a su oscuro pasado. No, Bourne es un personaje en busca de redención, y por eso conectamos con él. Al final de su camino, pone un arma en la cabeza de otro hombre y le dice: "Me engañaste". Todos nos sentimos un poco engañados. Bourne es nosotros contra ellos.

--¿Y quiénes son ellos?

--Esta película es, por encima de todo, una obra de entretenimiento, de sábado por la noche. No pretendo hacer denuncias políticas. Dicho esto, Bourne no es un superhéroe, es un personaje real que vive en un mundo contemporáneo, es producto de nuestro zeitgeist . Si te fijas, su entorno es completamente distinto al de El caso Bourne , una película pre 11-S y, por tanto, mucho más ingenua. Esta tercera entrega podría estar sucediendo hoy mismo en Nueva York, en París o en Madrid. De hecho, está sucediendo.

--¿Qué sucede exactamente?

--Sucede que hay personas que sufren torturas inhumanas y son ejecutadas sin un juicio justo. Sucede que los movimientos de los ciudadanos están permanentemente controlados, y que los gobiernos de países democráticos defienden ese método como forma de proteger a sus ciudadanos, aunque eso obligue a redefinir el concepto de sociedad libre. ¿Es así como debe ser? Yo no tengo la respuesta. Yo solo cuento historias.

--Con solo cuatro películas estrenadas internacionalmente se ha apropiado de un estilo inconfundible. Hábleme de su método.

--En mis filmes trato de hacer converger dos fuerzas que transitan en sentidos opuestos. Por un lado, la historia, la estructura, el diseño, la planificación. Por otro, la improvisación, el momento, los accidentes. En una película como ésta, con secuencias de acción complejas, el equilibrio entre esas fuerzas es vital.

--Son algunas de las secuencias de acción más espectaculares que uno pueda imaginar.

--Pero no es eso lo que las hace complejas. Lo difícil es darles un valor dramático y psicológico. Uno tiene que sumergirse en el proceso mental de un hombre que, frente a una situación límite, absorbe información a gran velocidad, toma una decisión y luego la ejecuta con precisión. No puede resolver las situaciones de peligro haciendo uso de un gadget . La acción tiene que contribuir al desarrollo del personaje.

--Seguro que hace cinco años, cuando estrenó una obra semidocumental como Bloody Sunday , no imaginaba que hoy teorizaría sobre cómo se rueda un blockbuster de acción.

--No, no planeé que mi carrera me llevara hasta aquí. Nunca pensé que esa pequeña película acerca de una masacre ocurrida en una ciudad irlandesa hace 30 años, iba a traerme hasta aquí. Y no me arrepiento, porque trabajar en el mainstream me ha permitido sacar adelante proyectos personales, como United 93 . Además, si damos por hecho que en el ámbito del cine comercial no se pueden hacer buenas películas, que digan cosas sobre nosotros, que apelen a nuestra inteligencia y, a la vez, sean excitantes y nos apasionen, entonces apaga y vámonos.