El día 25, cuando se entreguen los Oscar en el Kodak Theatre de Los Angeles, habrá más vencidos que vencedores. Pero la Academia de Hollywood sabe que solo el hecho de llegar a estar entre los candidatos es un logro que merece todo tipo de celebraciones y felicitaciones. Por eso cada año invita a un almuerzo a los nominados en todas las categorías, que por unas horas conviven, no como ganadores o perdedores, ni como candidatos de primera o segunda clase, sino como triunfadores.

Este lunes, el almuerzo se celebró en el Hotel Beverly Hilton, donde se pudo ver a 140 de los candidatos. Entre ellos estaba, radiante de blanco, Penélope Cruz, que reconocía ante los medios que el trabajo en Volver y la nominación como mejor actriz --la primera para una española--, le ha abierto puertas de un Hollywood que ya la quería. "La forma en que la gente me está mirando en el mercado estadounidense está cambiando", aseguró la madrileña a la prensa.

Pero Pe no era la única que hablaba español el lunes. Recogiendo su diploma, haciéndose la foto de familia y codeándose con lo más granado de Hollywood estaba Javier Fesser, nominado por el cortometraje Binta y la gran idea. Y estaban también los maquilladores de DDT y el compositor Javier Navarrete, del equipo de El laberinto del fauno, que asistieron a un acto que duró un par de horas.

"Todo el mundo estaba contentísimo", explicaba ayer por teléfono Navarrete que, gracias a la reunión, tuvo ocasión de ser presentado a gente como Steven Spielberg y Curtis Hanson.

El poder latino seguirá sintiéndose en Los Angeles hoy, para cuando está organizada una fiesta bautizada Los tres amigos, un homenaje a los tres directores que han llevado a lo más alto el nombre de México: Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón.