Su nombre es ya sinónimo de Hollywood. También, del cine independiente, ese que ha desplazado a las superproducciones en la gran fiesta anual de los Oscar que durante años dominaron los grandes estudios. Y la industria se rinde a sus pies. Al cierre de esta edición, Penélope Cruz estaba lista para su segunda cita con la gran gala de la Academia de Hollywood. Pero unas horas antes ya había recibido el galardón Espíritu Independiente por su María Elena, el personaje que le ha regalado Woody Allen y que ha bordado para él.

El aperitivo no podía ser mejor. La lista de nominados era en muchas ocasiones paralela a la de los Oscar. Y muchos premiados, además de Penélope Cruz, parecían llamados también al encuentro con la estatuilla que se entrega en el Kodak Theater. Ahí estaba, por ejemplo el renacido Mickey Rourke, premiado como mejor actor por su trabajo en El luchador (que también ganó a la mejor película y mejor fotografía); ganaban Man on wire como documental y la francesa La clase como película extranjera, favoritas también para los Oscar; y se llevaban premios Frozen River y Mi nombre es Harvey Milk .

Hasta Allen logró de los independientes lo que la Academia le ha negado: el premio al mejor guión por Vicky Cristina Barcelona .

Para Penélope Cruz, la fiesta del sábado fue la ocasión de dar un discurso más relajado que el que podía ofrecer ayer. Y de ganarse a todos con una anécdota sobre Allen. "El es el símbolo del cine independiente --dijo--. Hace lo que quiere, incluyendo ir al dermatólogo el día en que yo tenía una escena besando a Scarlett Johansson. Aparentemente no podía dejarlo para cuando acabara la jornada. Y eso es lo que hizo: se marchó del rodaje, volvió, y toda la atención se centró en su peca", concluyó riendo.

TIEMPO PARA LA REFLEXION Unas horas después, en su último encuentro con la prensa española antes de la gran cita, tuvo momentos para la reflexión. Y para garantizar que su carrera seguirá su camino. "Soy una actriz española con la suerte de trabajar en otros países y me hace feliz no tener que elegir", relataba. "Pero nuestro cine me interesa tanto o más que otros". Por eso citó a Julio Medem y a Fernando León de Aranoa en la lista de directores con quienes le gustaría trabajar, combinándolos con "monstruos" como Lars Von Trier o Martin Scorsese.

Cruz es ya élite de Hollywood. Pero hay cosas que no cambian. "Las razones por las que me decidí a dedicarme a esto --aseguró-- están intactas".