Ante un texto como el de Cormac McCarthy solo cabe la fidelidad. No puede traicionarse el espíritu de la novela, pero tampoco la letra.

Por ello la adaptación emprendida por John Hillcoat de The road (La carretera ) es harto respetuosa y académica, lo que en este caso no resulta peyorativo.

El director estadounidense ilustra con imágenes justas y precisas aquello que prácticamente no puede ser contado de otra manera, sin giros, cambios o interferencias dignas de mención ejecutadas sobre el sobresaliente --y muy difícil de adaptar-- material de partida.

Y lo que ilustra The road es la andadura de un padre y un hijo por un mundo posapocalíptico en el que los árboles se mueren, los cielos nunca son azules, no hay comida, algunos supervivientes se dedican al canibalismo --terrible la secuencia en el ahumadero repleto de hombres y mujeres con extremidades amputadas esperando a ser devorados-- y los que no lo hacen vagan sin rumbo, con plásticos y harapos para guarecerse del frío y carretillas de supermercado para arrastrar sus pertenencias.

La película de Hillcoat, que protagoniza Viggo Mortensen, introduce algunos esporádicos rayos de luz en tiempo pasado (los recuerdos que atañen a los momentos felices vividos con la esposa) y llega a suavizar algo la dureza de la historia mediante los fragmentos más contemplativos y frágiles de la música compuesta por Nick Cave y Warren Ellis. Pese a ello, el filme transmite la misma sensación de desesperanza que anida en las páginas de la novela, con una caligrafía formal seca y un buen rendimiento de su pareja protagonista, aunque dejaría mejor sabor de boca si la sombra del original no fuera tan alargada.