Penélope Cruz sabe que "la modestia es buena", pero no menos lo es "ser honesta". Y sí, hoy, cuando por segunda vez en su vida se siente en el Kodak Theater como candidata a un Oscar, esta vez como actriz de reparto por su trabajo en Vicky Cristina Barcelona y, ante todo, como favorita, quiere ganar.

No es una obsesión y está tratando de prepararse mentalmente por si lo que todo el mundo vaticina no sucede, y por eso, estos días, se ha marcado otro objetivo: "Pasar una buena noche y conseguir que la disfruten también mi familia y mis amigos". Y es que serán ellos quienes le acompañen en un paseo triunfal que puede convertirle en la primera intérprete española que entra en el Olimpo de la Academia de Hollywood.

Ya están en Los Angeles su madre, su hermana y una de sus mejores amigas "desde que era pequeña", Goya Toledo, que serán testigos de excepción de una noche con muchos boletos para ser mágica y de la que finalmente no formará parte Javier Bardem, que el viernes anunció que se queda en España por compromisos de trabajo del rodaje de Biutiful , su proyecto con Alejandro González Iñárritu.

QUE DISFRUTEN TODOS "Realmente quiero disfrutar la noche y que la disfrute la gente a mi alrededor. No quiero que se emocionen demasiado porque tendré que estar consolándoles si no pasa", le decía hace unos días Cruz a Tom O´Neil, uno de los periodistas con los que la productora de los hermanos Weinstein, que distribuye la película barcelonesa del neoyorquino Woody Allen en Estados Unidos, organizó llamadas de diez minutos esta semana en un último impulso a la promoción.

Las últimas horas de Pe antes del esprint final --los premios Independent Spirit y la fiesta de los Weinstein, ayer, los Oscar hoy-- han sido la expresión definitiva de una agenda a punto de explotar. Las pruebas del vestido que lucirá han sido "muchas" y no menos otros preparativos. No han faltado citas de trabajo promocional para Nine , el musical que ha rodado entre Londres y Roma y que ha contribuido a sumar algunos de sus ocho viajes transoceánicos en el último mes y medio. El martes se le vio comiendo en el Hotel Sunset Tower, donde se topó con Anne Hathaway. Ha intentado buscar huecos para visitas al spa o a otros sitios donde relajarse. Ayer se encontraba en la playa de Santa Mónica con la prensa española. Y ha pasado tiempo preparando un discurso. Por si acaso.

"Intento no obsesionarme con ganar y recordar cada día que todo lo que ha pasado ya es mucho más grande que cualquier cosa que nunca soñé", ha dicho. "Pero es importante preparar algo porque todo el mundo se pone nervioso, la presión es mucha, te olvidas de tu nombre, de quién eres, de dónde estás, y no es fácil improvisar. Es raro escribir cuando no has ganado, pero es mejor estar preparado", ha añadido estos días la madrileña.

LA ELECTRIZANTE MARIA ELENA Si el pasado de Allen con los Oscar se repite, tiene razones para prepararse. El genial neoyorquino ha llevado hasta ahora a dos actrices a tres estatuillas en la categoría de reparto, Dianne Wiest, por Hannah y sus hermanas y Balas sobre Broadway y Mira Sorvino, por Poderosa Afrodita . En todas esas ocasiones los filmes tuvieron otras nominaciones (y en el caso de Hannah y Balas otros Oscar) y esta vez solo la electrizante María Elena ha llegado a las candidaturas. Pero Cruz tiene detrás a Harvey Weinstein, una verdadera máquina en las campañas hasta el oro.

También tiene motivos para pensar el discurso si presta atención a las predicciones y quinielas de casi todo el mundo, algo que, según confiesa, intenta no hacer, pero ante cuya tentación se deja llevar esporádicamente. "A veces --confiesa-- no puedes evitarlo y es fácil ser curiosa".

Si se ha dejado arrastrar por esa curiosidad en las últimas horas habrá visto que, pese a su condición de indiscutible favorita, han surgido algunas voces que apuntan a que quizá otra actriz le haga sombra. Ahí está Marisa Tomei, que con su papel de stripper en El luchador puede arañar votos a la española y volver a encontrarse con un premio que ya ganó por Mi primo Vinny . Y ahí está también Viola Davis, una actriz que, con una escena de 11 minutos en La duda , ha logrado conmover a muchos y hacer que más de uno recuerde que Judi Dench tampoco necesitó mucho tiempo en la pantalla en Shakespeare enamorado para llevarse la estatuilla.

LAS RIVALES No está de más tampoco recordar que Davis y Taraji P. Henson, también rival de Cruz por su trabajo en El curioso caso de Benjamin Button , son las dos únicas intérpretes negras elegidas como finalistas en esta edición de los Oscar. La Academia en los últimos años se ha esforzado por mostrarse abierta a distintas razas y distintas nacionalidades. Y en Estados Unidos, además, el fenómeno de la elección de Barack Obama el pasado noviembre lo impregna todo, o casi todo...

La suerte, de cualquier forma, está echada desde el martes, cuando acabó el plazo para que los académico emitieran sus votos. Y ahora solamente queda esperar unas horas y, de cualquier forma, celebrar. Penélope Cruz no tiene decididas aún las fiestas a las que asistirá hoy, pero serán solo a las que pueda ir con su familia y con Toledo. Anticipa que tendrán que beber mucho café para aguantar el jet lag y una larga noche. "Y pase lo que pase --ha anunciado--, tomaré unas cervezas, ¡y eso que no bebo!".