Love happens se ha promocionado como una comedia romántica pese a que la mayoría de sus tentativas cómicas son más bien lamentables y a que, en realidad, está más cerca de un melodrama televisivo. Esto último no sería un problema si su forma de abordar su asunto principal --cómo lidiar con la pérdida de un ser querido-- no fuera tan insistente como simplista. Brandon Camp parece olvidarse de que incluye a dos amantes en potencia, dado su empeño casi fetichista --y deshonesto, y manipulador-- en sumergirse una y otra vez en la pena de sus personajes, a quienes paralelamente empuja, echando mano de incontables clichés y ocurrencias improbables, hacia un forzado happy end . N. S.