Miles de kilómetros separan Castellón de Menfis. Los años separan también a Andrea Palau de Elvis. Pero para esta joven de 24 años que ni había nacido cuando el Rey murió participar en la vigilia era "el sueño de toda mi vida". El miércoles, con su hermana Patricia y su padre Antonio, lo cumplió. Y alcanzó un extasis emocional tan difícil para ella de resumir en palabras como lo puede ser para muchos comprender. "Es impresionante. No sentía una emoción así desde que murió un amigo mío. Ahora ya me puedo morir".

Los Palau han venido "por libre" pero muchos otros viajan en grupo. Hay, por ejemplo, un viaje organizado por Vicente Ahumada, presentador del Club Elvis en la radio que opina que "quien dice que no le gusta Elvis es porque no se ha molestado en conocerlo". Están los miembros del club de fans de Badalona, el más importante en España. Y fans de carné como Océano Navarro, que ya estaba aquí hace cinco años y que viaja con amigos como Roberto Gil, del grupo Tennessee, y Marcos, un convincente Elvis de Ciudad Real que ayer iba a Bernard Lanksy a gastarse 3.700 euros en un traje del sastre original del Rey. Eso es pasión.