Entre 1995 y 2010, el estudio de animación Pixar fue básicamente una máquina expendedora de historias originales, basadas en conceptos atrevidos y con igual capacidad para afectar al cerebro y al corazón. En su caso, incluso una enfermedad como la secuelitis no era grave: Toy story 2 era mejor que la primera, pero peor que la tercera.

¿En qué momento se acabó su buena racha? Algunos señalan hacia la primera secuela de Cars, aprobada en parte por las buenas ventas de coches de juguete y merchandising ligados a la película. Cars 2 fue el principio del (cierto) declive: la única película de Pixar calificada con un tomate podrido en la web Rotten Tomatoes.

La compañía en la que muchos confiaban como fuente de nuevas sensaciones se apuntaba a la moda de cultivar franquicias y propiedades mientras el espectador aguante. Después de Cars 2 llegaron la precuela innecesaria Monstruos University, la inferior al original Buscando a Dory y ahora Cars 3, sin tomate podrido, pero al parecer tampoco ninguna maravilla. En verano del 2018 llegará Los Increíbles 2, y en el del 2019, Toy Story 4.

Con la excepción de la sublime Del revés, las historias originales presentadas por el estudio en los últimos años han sufrido todas de extrañas complicaciones.

Brave pudo llevarse el Oscar a la mejor película de animación, pero ¡Rompe Ralph! y El alucinante mundo de Norman lo merecían más. Y sus impulsos feministas quedaron manchados por la polémica. Brenda Chapman, la primera mujer que dirigía un filme de Pixar, fue despedida de su propio proyecto.

El viaje de Arlo era una historia original poco original, aunque el carisma de sus personajes y el abrumador fotorrealismo en los paisajes la hacían atractiva. No para todo el mundo: según los cánones de Pixar, fue un fracaso de taquilla (solo 290 millones de euros de recaudación en todo el mundo, en comparación con los 931 de Toy Story 3 o los 749 de Del revés).

Tampoco la futura Coco ha evitado la controversia y está por ver si despierta verdaderas simpatías en los mercados de habla hispana. Todo empezó en el 2013, cuando Disney (dueña de Pixar) quiso patentar la marca Día de Muertos con fines de márketing. La compañía se echó atrás y puso de su parte a voces críticas como el caricaturista Lalo Alcaraz.

Los fans de Pixar ponen velas para que Coco sea buena, pero de verdad. Será la última oportunidad de la marca para ratificar su inventiva hasta 2020, cuando se estrenarán otros dos proyectos.