El poeta leonés Antonio Gamoneda obtuvo ayer el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en su XV edición, uno de los galardones más importantes de la poesía en lengua española, por "la huella ética que penetra toda su obra, marcada por una profundidad y una hondura inigualables".

El jurado también destacó de Gamoneda, nacido en Oviedo en 1931, pero leonés desde los tres años, donde se trasladó con su madre tras la muerte del padre, su visión del mundo "en la que se pude reconocer la señal explícita de una tradición escondida, profundamente asociada a la tierra y a la construcción de la vivencia".

"Desde Descripción de la mentira (1977) hasta Cecilia (2004), el testimonio de energía de pensamiento y de vinculación a las tradiciones españolas ha sido constante, ofreciendo un raro ejemplo de coherencia y de verdad poética", argumentó el jurado que falló este premio.

Gamoneda recibió la noticia de su premio este mediodía en el tren que le traía de León a Madrid, donde ayer tarde tenía previsto participar en una velada poética en el Palacio Real, en torno a Juan Gelman, el anterior premiado con el Reina Sofía de Poesía.

El autor de Arden las pérdidas , cuya profunda obra atraviesa la reflexión entorno a la pérdida, el olvido, al paso del tiempo o la perspectiva de la muerte, se encuentra en este momento enfrascado en la escritura de sus memorias. Un libro de recuerdos, algunos muy dolorosos, como la muerte del padre, cuando era muy pequeño, su marcha a León, la difícil situación tras perder la guerra, o las dificultades económicas.

Para Gamoneda, "la poesía no es una salvación pero se le parece. Es una conversión, cuando está fundamentada en el sufrimiento su lectura termina siendo un placer".