Pasaron 20 minutos. Entre el anuncio de que la antigua directora de la Academia del Cine, Angeles González-Sinde, iba a ser la nueva ministra de Cultura y la primera solicitud de recusación pasaron, eso, 20 minutos. "No más --recuerda Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas (AI)--. Los miembros de la junta directiva estábamos reunidos cuando un compañero dijo que Zapatero iba a anunciar los cambios en el Gobierno. Pusimos la tele, escuchamos el nombre de la ministra y decidimos sacar el comunicado". Y así es como comenzó a bajar por la pendiente una bola que desde aquel 7 de abril se ha ido haciendo más y más grande, hasta el punto de que González-Sinde es, sin duda, la ministra de la historia más criticada en menos tiempo. ¿100 días de gracia, como la tradición suele dar a cada nuevo ministro? El colectivo internauta solo ha permitido 20 minutos.

Basándose en el ámbito del que proviene --la industria cinematográfica-- y en el nutrido catálogo de declaraciones en las que arremete sin claroscuros contra quienes se descargan contenidos protegidos para su uso individual, los más activos en la red llevan semanas sometiendo a un marcaje sin precedentes a la nueva titular, rebautizada como González-Sindescargas . Sostienen que con su nombramiento se cae de lleno en un conflicto de intereses, que carece de "aptitud, imparcialidad y neutralidad" para desempeñar el cargo, que ponerla al frente de Cultura es como nombrar a un talibán para el Ministerio de Igualdad, que desconoce por completo el cambio que ha supuesto internet... Y todo esto lo hacen a través de blogs , de páginas dedicadas al asunto y de grupos en redes sociales: el más popular, en Facebook --llamado Angeles González-Sinde pírate --, contaba ayer, a las siete de la tarde, con 26.362 miembros.

Sin embargo, los internautas consideran que su nombramiento intervendrá poco en la futura regulación de los intercambios de música, cine y series. Hasta ahora ha habido conversaciones entre la denominada Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos, que representa a la industria audiovisual, y las operadoras de telecomunicaciones, agrupadas en Redtel. Las miradas se dirigen a Francia, donde su presidente, Nicolas Sarkozy, trata de impulsar una normativa por la que el internauta cazado en plena descarga recibirá un primer aviso, un segundo y, si persiste, un tercero que permitirá que se le corte la conexión. Pero hay matices: fuentes de la Coalición llevan tiempo diciendo que aquí el sistema será "menos estricto", más centrado en la persecución de las webs que posibilitan el intercambio que en el usuario; y desde el otro lado, Redtel insiste en que "por el momento no hay nada" y el Ministerio de Industria reitera que el Ejecutivo no se plantea ninguna norma contra las descargas.

Entonces, ¿por qué tanta beligerancia contra González-Sinde? "Porque su nombramiento no nos parece ni ética ni estéticamente justificado", contesta Domingo. Y entonces echa mano de las declaraciones de la ministra antes de que fuera ministra. Quizá la más llamativa sea: "Seamos sinceros, ¿para qué necesitamos todos una línea de ADSL de no sé cuantos gigas? ¿Para mandar e-mails ?", pronunciada en abril del pasado año. Una frase como esta, argumentan los internautas, no solo implica que la ministra ignora --o al menos ignoraba entonces-- que en internet también se pueden ver vídeos de forma legal, sino que, además, pasa por alto que España es uno de los países donde la banda ancha es más cara. En esto, la Comisión Europea les da la razón.