--¿Qué le atrajo de la novela original de Jim Thompson?

--Que es un mundo muy exagerado, muy marcado por su condición de ficción noir, y cuyo personaje es totalmente extremo, pero esencialmente puede considerarse una forma muy concentrada, violenta y extrema de cómo es realmente la condición humana. Los periódicos están llenos de sucesos similares a los que relata Thompson, pero no hace falta llegar tan lejos. En un ámbito más doméstico, creo que en ocasiones todos nos comportamos de forma autodestructiva y tratamos mal a nuestras personas más allegadas y queridas.

--En sus adaptaciones literarias previas Jude (1996), Tristram Shandy (2005), usted se tomó muchas libertades con el texto original. En cambio, El demonio bajo la piel es tremendamente fiel.

--Sí, porque el libro cuenta la historia de forma muy directa, tanto que casi podría usarse como un guión. De hecho, para nosotros fue como una Biblia, buena parte del diálogo de la narración fue tomada directamente de él. Además, hay que recordar que ese era el mundo de Jim Thompson. Como su personaje, Lou Casey Affleck, Thompson nació en Oklahoma y se instaló en Fort Worth, Texas, y al parecer a los 18 años era traficante de drogas y alcohólico. Conocía ese mundo y me pareció coherente mantener la película dentro de él.

--¿Cómo le ha afectado la polémica provocada por el alto contenido violento del filme?

--La violencia de la película es brutal y muy explícita y, por tanto, debe resultar repulsiva. Esa era mi idea. Por eso, me parece totalmente legítimo que haya gente que no quiera verla. Lo que me sorprende y me duele es que mucha gente siga diciendo que la película hace apología de la violencia. Lo que muestro es el sinsentido de esa brutalidad y cómo la violencia de Lou destruye a la gente que más lo quiere. Lo que mis detractores parecen defender es que está bien mostrar asesinatos en pantalla mientras no sean repugnantes y espantosos, pero que es inaceptable que lo sean porque es inmoral. Quienes me llaman inmoral no tienen ni idea. Si una película muestra un asesinato, debería dejar claro que ese asesinato es equivocado y terrible. Lo inmoral es mostrar violencia que no tiene consecuencias o que incluso resulta divertida o atractiva.

--De todos modos, cuando usted edita la película decide cuánto tiempo va a mostrar esa violencia. Demasiado tiempo puede resultar puro morbo.

--Cierto, pero quise dejar claro que si eliges matar a alguien a golpes, el proceso es largo, lento y difícil. Es otra forma de dejar clara la gravedad de un asesinato en toda su dimensión.

--¿Se cree un director moral?

--No me gustan las películas hechas para impartir lecciones, porque si el director no tiene cuidado pueden llegar a ser pura palabrería pretenciosa. Creo que lo importante es ser honesto, hallar una forma de ser veraz.

--¿Cómo afectó la brutalidad del relato al rodaje?

--Probablemente él no diga lo mismo, pero creo que los días en los que tocaba rodar contenido muy violento resultaron especialmente duros para Casey Affleck. Le costó encontrar un espacio para convertirse en el asesino Lou Ford y ser una persona tremendamente violenta, llevarse a sí mismo a un lugar desde el que fuera capaz de pensar: "Quiero a esta persona, voy a asesinarla".