El escritor José Antonio Ramírez Lozano busca "el disfrute de la realidad a través de la palabra, pues el paraíso, la armonía del universo y el goce no se han perdido y están en la palabra" en su nueva novela histórica Las manzanas de Erasmo (Algaida), donde ha intentado ofrecer el espíritu y ambiente de la historia, "no un saqueo de ésta como hacen algunas obras que sólo ofrecen datos".

En declaraciones a los medios, el extremeño, afincando en Sevilla, indicó que con esta obra ha pretendido que "además de los aspectos históricos, existan recursos, ingredientes y nivel literario, realizando una novela literaria paralela a la realidad histórica", pues para reproducir la realidad está la historia.

Las manzanas de Erasmo , que ganó el 28 premio Felipe Trigo, recoge las vivencias de Valerio Sandoval, discípulo de Fray Luis de León, amante de la botánica y prefecto de liturgia de la catedral de Sevilla, quien compra un relicario de plata con una semilla y con una inscripción en el pie, ´semen mali´, es decir, "la semilla del mal". El prefecto decide plantar la semilla esperando que arraigue.

Por otro lado, apuntó que en la ciudad se dan circunstancias y acontecimientos religiosos que le hace ser un escenario "atractivo". Así, señaló que en el Monasterio de San Isidoro del Campo, se dieron cita personajes importantes como Arias Montano, Cipriano Valera o Casiodoro de Reina, que fueron conocidos en Europa, pero silenciados por la Inquisición por su afán por querer traducir la Biblia. Comentó que Las manzanas de Erasmo se escribió en un mes en la playa, contrastando sus dudas históricas con llamadas a amigos suyos y "mucho ´Google´".