Para escribir la novela negra deseada, Rebecca Pawel podía haberse asomado a Manhattan y fabular sobre alguna de las historias criminales que tienen como escenario las calles de Nueva York. Pero prefirió Madrid y un tema tan distante para el norteamericano medio como los últimos ramalazos de la guerra civil española. Así surgió Muerte de un nacional , primer volumen de una trilogía sobre un peculiar investigador, un guardia civil de disparo fácil.

La autora presentó el martes en Barcelona la obra, la primera también de su carrera literaria, ganadora en el 2004 del Premio Edgar, el más prestigioso en el género policiaco.

Pawel (Nueva York, 1977) se familiarizó con el castellano en sus estancias en Puerto Rico y con la mítica de la guerra civil española a través de un abuelo judío alemán que llegó a Estados Unidos huyendo de la barbarie nazi. El hombre quiso alistarse a la brigada Lincoln que apoyó a los republicanos, pero, con 16 años, debió conformarse con seguir desde la distancia el desarrollo de la contienda.

La autora --licenciada en filología española-- es consciente de que el protagonista de Muerte de un nacional (Ediciones B) no es el héroe literario que enamora al lector. Más bien todo lo contrario. El sargento Tejada es un guardia civil que ha hecho la guerra en el banco franquista y no muestra pudor en descerrajarle un tiro al primer republicano que se le acerque.

La novela arranca en 1939, en un Madrid ya ocupado por los rebeldes, con el asesinato de un guardia de este bando cuyo cuerpo descubre una niña que pierde junto al cadáver un cuaderno escolar.