´Bruc. el desafío´ se convierte de la mano del realizador Daniel Benmayor en una suerte de película de aventuras en los que los villanos, como en los viejos pero a la vez modernos wésterns de Budd Boeticher, son más atractivos, aunque estén construidos como figuras maniqueas, que el héroe y su prometida. Los villanos son un oficial francés y sus extraños secuaces, obsesionados en dar caza al protagonista por las montañas de Montserrat. Ese es un activo del filme, su escenario agreste, tan fantasioso como lo de algunos poblados fantasmas del mejor cine del Oeste. Porque ´Bruc. El desafío´ tiene también mucho de wéstern, como si el protagonista fuera un rebelde apache escondiéndose de los soldados que le persiguen. Las montañas son un escenario salvaje, agreste y protector a partes iguales. El realizador juega con ello y con elementos estéticos que parten de una película francesa de éxito, ´El pacto de los lobos´: la mecánica de la acción y la indumentaria de cuero de los que persiguen al protagonista guardan mucha relación con aquel filme.