En modo "on" todo el día a excepción de las 7 horas en las que duerme "profundamente", pase lo que pase, la Reina es una persona obsesionada con ser útil, idealista hasta la utopía, "preguntona" y "peleona" y nada dada a las confidencias pero ahora, a punto de cumplir 70 años, permite en un libro atisbar en los secretos de su "oficio", sus gustos y aspiraciones.

Carmen Enríquez y Emilio Oliva, que se han ocupado de la información de la Casa Real durante 17 y 8 años, para TVE y la Agencia EFE, respectivamente, han escrito "Doña Sofía. La Reina habla de su vida" (Aguilar), un recorrido por su vida guiado por ella misma y en el que los que mejor la conocen y trabajan a su lado aportan información inédita, "a la americana". El libro, en el que Enríquez y Oliva comenzaron a trabajar hace siete meses, pasó su "rubicón" cuando la Casa Real les comunicó a mediados de mayo que la Reina les concedía la entrevista que habían solicitado y para la que se prepararon alrededor de cien preguntas porque no sabían entonces ni de cuánto tiempo disponían ni, sobre todo, de su disposición a responder.

La sorpresa fue que Doña Sofía les contestó "con naturalidad, abierta y llanamente" a todo lo que le preguntaron, cuentan los autores, quienes, cuando consumieron todo el tiempo que les podía dedicar, escucharon "encantados" que accedía a una segunda ronda para otra tanda de cuestiones. A solas con ellos, la Reina estuvo "cómoda" y habló con libertad de todo, desde su trayectoria vital, dueña de una vida "feliz y plena"; a su llegada a España, "años duros y difíciles pero a la vez fascinantes"; pasando por el golpe del 23-F, "dile al Rey -le dice ella a Sabino Fernández-Campo- que ordene a Tejero que se vaya"; las críticas al matrimonio del Príncipe, "esas cosas se superan"; o por su inédita faceta como alumna de "formación continua".

Sus respuestas entreveran este libro "especial" sobre la hija del Rey griego que se casó muy enamorada "con el hijo de los Barcelona" y que tras 46 años en España al lado del que luego se convertiría en el Monarca de los españoles tiene la certeza de que la Historia hablará "muy bien" de él. De ella espera que se reconozca que ha podido ser "de alguna utilidad". "Es lo que quiero, ser útil. Y, por lo demás, que digan lo que quieran...", afirma Su Majestad, "una gran desconocida" por voluntad propia sobre la que prácticamente todo el mundo tiene opinión, según Enríquez y Oliva.

"Hay etapas en las que la Reina, de puro discreta que es, no aparece. El protagonista es el Rey y ella a su lado. Parecería que no tenía vida propia. Queríamos sumergirnos en su vida, descubrir dónde estaba en esos años y contribuir a que su personalidad fuera mejor conocida", explican. Por eso, quizá, les ha deslumbrado saber que la Reina lleva 30 años asistiendo en el Instituto de España a seminarios de "formación continua", sobre los asuntos más variados.

Doña Sofía, que ha hojeado el libro y les ha dado las gracias por su trabajo, no se identifica en absoluto con su imagen de "profesional" porque dice que eso es "como estar a sueldo, como si pudiera dejar el trabajo", pero que ella sigue siendo Reina "en todo momento". Es el suyo, más bien, un desempeño para el que se requiere "oficio".

Más de hechos que de palabras; una idealista empeñada en hacer realidad las ideas en las que cree, la gran mayoría en el reino de la utopía; "discutidora" y "tozuda", son algunas de las definiciones que sus conocedores creen que le cuadran. Ex fumadora, adora el gazpacho y detesta la carne; su animal favorito es el burro; su música es el flamenco y entre Rolling y Beatles se queda con los segundos; huye del deporte que no sea "de sillón" y le gusta la velocidad, pero, sobre todo, pasar tiempo con sus hijos y nietos, que la llaman "amamá".