Rocío Jurado forma ya parte de la historia de la canción española. El cáncer de páncreas ha podido con ella. La artista gaditana que inspiró a Rafael Alberti unos versos arrebatados falleció ayer, a los 61 años, poco antes de las seis de la mañana en su casa de Madrid. Minutos más tarde, su hermano Amador Mohedano salió a las puertas de Villa Jurado --tomada desde hace días por multitud de periodistas-- y comunicó la noticia: "Rocío ha dejado de respirar y lo ha hecho como ella quería, con su familia".

Lo que vino después era más que previsible. Las condolencias llegaron desde todos los sectores de la sociedad. La casa del Rey, la presidencia del Gobierno y los partidos se unieron al dolor de la familia. Lo mismo hicieron los principales personajes del mundo de la cultura. Y, cómo no, la gente anónima: los que la adoraban, los que compraban sus discos, los que se emocionaban en sus galas, los que ayer acudieron con viejas casetes... Todos ellos, miles de personas, colapsaron la capilla ardiente para decir adiós a su ídolo. Uno de los pocos que les quedan.

Pasadas las once de la mañana, el coche fúnebre con los restos mortales de Rocío Jurado llegó al centro cultural de la Villa, el mismo escenario donde se instaló, hace 11 años, la capilla ardiente de Lola Flores. Allí, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón (PP), y la concejala de las Artes, Alicia Moreno, recibieron a José Ortega Cano con un cariñoso abrazo. A esa hora, el centro cultural ya estaba tomado por cientos de madrileños, que arroparon al torero con un aplauso sincero.

La hija de la artista gaditana, Rocío Carrasco, evitó la puerta principal y accedió por una secundaria al velatorio. Lo hizo con su novio, Fidel Albiac, del que apenas se separó.

Al contrario de lo que ocurrió con Lola Flores, los admiradores de Rocío no pudieron ver su rostro ya que el féretro estaba cerrado. Así lo exigen las órdenes sanitarias cuando el cadáver va a ser trasladado. Sobre el ataúd descansaban dos banderas: la andaluza y la española.

DOS ACCESOS Las autoridades habilitaron dos entradas en el centro cultural de la Villa, ubicado en la céntrica plaza de Colón. Por la puerta de la derecha entraron las autoridades y los íntimos de la familia. Por la de la izquierda, el público anónimo.

A pesar de la considerable cola, no esperaron mucho para entrar al velatorio. La explicación es que los vigilantes no dejaban que el público se entretuviera delante del féretro. Más bien, todo lo contrario. Un paseíllo rápido y punto. Nada de rezos delante del ataúd, como querían algunos. Nada de acercarse a la familia. Nada de llevar el móvil encendido (los agentes lo comprobaban). Como mucho, el público podía llevar flores, que previamente habían comprado a una vendedora ambulante y que depositaban cerca del féretro.

Al lado del ataúd estaban colocadas decenas de sillas negras para la familia. La cara de Rocío Carrasco lo decía todo. Especialmente, cuando recibió abrazos de gente tan cercana como María Teresa Campos, Rosario Flores, Joan Manuel Serrat, Carmen Sevilla, Marta Sánchez, Francisco, Paquita Rico, Sara Montiel, Natalia Figueroa o Pedro Almodóvar. Todos ellos dedicaron bonitas palabras para la chipionera y un gesto de cariño para su hija y su viudo.

No hubo enjambre de periodistas para retratar los intensos momentos de dolor. Sólo una cámara de TVE y un fotógrafo de la agencia Efe. Entre el público anónimo, como era de esperar, abundaban las personas mayores. Como Lorenza Barea, de 73 años, y su marido, de 80. La pareja escuchó la noticia en la radio a primera hora de la mañana y se animaron a dar su "último adiós". "Me sé todas sus canciones. Tenía una voz increíble", comentó Lorenza.

HALAGOS ESPERADOS Sus declaraciones no eran muy diferentes de las del resto del público. Los halagos fueron los esperados. Frases como "la más grande", "una voz única", "una bellísima persona", "una gran mujer" y "una luchadora" se escucharon hasta la saciedad.

A las 19.20 horas --después de que unas 22.000 personas pasaran por la capilla ardiente, según fuentes municipales-- las puertas del centro cultural de la Villa se cerraron.