Santiago Lorenzo, que aseguró que si no hace largometrajes más a menudo es por "la poca confianza que la gente tiene en los que bebemos", quiso aclarar que su película "no pretende ser una denuncia de los problemas para acceder a una vivienda", problemática que toca superficialmente. "La denuncia es absolutamente lateral. Se podía haber ido por ahí, pero decidí tirar para el lado de tener que recurrir a vivir en una casa que acaba siendo insoportable", explicó Lorenzo sobre esta película, rodada principalmente en Valladolid, una ciudad habitual en sus rodajes, "por las enormes facilidades que te dan en ella y porque encajaba muy bien con la historia".