Ayer se reeditó mundialmente Exile on Main Street y hoy se presenta en el Festival de Cannes el documental que relata su complejo proceso de gestación: Stones in exile . Publicado originalmente en mayo de 1972, sucedía a los imponentes Let it bleed (1969) y Sticky fingers (1971) con doble ración de minutaje pero apenas dos singles radiables. En su día fue criticado por su dispersión y dejadez pero el tiempo ha jugado tan a su favor que en el 2003 la revista Rolling Stone lo consideró el séptimo mejor disco de la historia. Es algo más: la quintaesencia del rolling stones way of life, el retrato definitivo del rock y sus circunstancias.

Las circunstancias de Exile on Main Street fueron las siguientes: tras convertirse en la banda más popular y peligrosa del planeta, las autoridades inglesas iban a por ellos. "Todo el peso del imperio británico cayó sobre nosotros. Pensaron que nos pillarían con las drogas y las pastillas, pero no funcionó, así que nos atornillaron por el lado financiero", recordaba Keith Richards 30 años después. Hacienda les acribilló y para esquivar la presión fiscal no se les ocurrió otra solución que exiliarse. Richards alquiló una mansión cerca de Cannes, Ville Nellc´te, y el resto de la banda se instaló por la zona. Su nuevo hogar sería la Costa Azul.

CUARTEL DE LOS NAZIS Nellc´te había sido un cuartel general de los nazis pero con Richards y Anita Pallenberg como nuevos inquilinos la disciplina cambió. Keith invitó a todos sus amigos. John Lennon y Yoko Ono pasaron allí unos días. Gram Parsons se quedó semanas. Algún día eran 45 a comer. Por supuesto, había servicio de cocina. Algún cocinero estaba pluriempleado como camello. Las fiestas se alargaban días. Mick y Keith apenas encontraban tiempo para componer. Habría que grabar el disco de otro modo.

Afortunadamente, la mansión tenía sótano. Y ahí se refugiaron de su propia juerga. A falta de mejor idea, trajeron un camión que haría de estudio móvil. La humedad de las paredes, la falta de horarios, la sensación de prófugos de la ley y la falta de canciones en que trabajar dilataron tanto el proceso que Exile on Main Street acabó siendo un disco sobre cómo grabar un disco. ¿Anécdotas? Cientos. Richards saldría enganchado a la heroína; Anita Pallenberg, embarazada; y Mick Jagger casado con la nicaragüense Bianca Pérez. El día que no faltaba Charlie Watts nadie sabía dónde estaba Bill Wyman. Pero Keith no descansaba nunca. Nicky Hopkins (piano) y Bobby Keys (saxo) fueron los que más horas pasaron con él en el sótano. Se les hacía tan tarde que al salir era de día, así que cogían la lancha y se iban a desayunar a Italia. Y cuando Keith no la liaba en un puerto cercano Keys se fundía el dinero en los casinos de Montecarlo.

Keith dijo una vez que esos días se sintió como "grabando en medio de un bombardeo". Don Was, el productor que ha reconstruido las piezas inéditas de Exile on Main Street , dice que en 1972 el disco le parecía "una versión rock de Apocalypsis now ".

El resultado de aquellas viciadas y anárquicas sesiones es para Richards "el mejor disco de los Stones". Un dilatado aquelarre de boogie, rock´roll, country y blues con un espontáneo sonido final.

A Mick Jagger siempre le ha parecido un disco "algo sobrevalorado", pero él es el único que acudirá hoy al estreno europeo de Stones in exile .