La polémica no amaina. La renuncia de Pepe Rubianes a estrenar en el Teatro Español de Madrid Lorca eran todos, a causa de las presiones y amenazas de la ultraderecha, amplió ayer el debate del mundo político y teatral. En plena avalancha de opiniones, en su inmensa mayoría favorables a preservar la libertad de expresión y artística, el actor y director mantuvo ayer su postura de mostrar en Madrid el resultado de su trabajo con esta obra sobre el poeta. "El público madrileño tiene el derecho a juzgar este montaje", dijo en Barcelona. Y como solución planteó la posibilidad de representarla en un teatro privado.

El actor agradeció la oferta que le había hecho CCOO para representar Lorca eran todos en el auditorio del sindicato y añadió que está dispuesto a escuchar ofertas que le puedan llegar de teatros privados.

Rubianes explicó que no hubiera retirado la obra de la programación del Español si no hubiera sido por el estado de depresión en que se encontraba la concejala de Artes del Ayuntamiento de Madrid, Alicia Moreno. Este hecho y la posibilidad de que Mario Gas presentara la dimisión fueron el detonante de su decisión.