E verano es una buena época para disfrutar del tiempo libre y ocio, para estar en contacto con la naturaleza y recorrer, entre otros muchos lugares de interés, los parajes que se proponen para esta semana, que permitirán al viajero conocer in situ espacios sorprendentes de Extremadura.

La ruta puede empezar en muchos y variados sitios, pero lo hará por El Gasco y su Chorro de la Meancera. De dificultad media, tiene una longitud de dos kilómetros, la marcha dura 45 minutos, y es recomendable todo el año, excepto en invierno.

La población de El Gasco, en cuyo término municipal está el Chorro de la Meancera, pertenece al municipio de Nuñomoral y se localiza en el mapa en la parte noroccidental de la comarca hurdana, pudiéndose acceder a esta típica alquería desde la carretera que une Coria con Salamanca, desviándose a la altura de Vegas de Coria, cogiendo la dirección a Nuñomoral.

Esta ruta comienza junto a la fuente del municipio de El Gasco, uno de los núcleos de Las Hurdes que mejor conserva sus típicos edificios construidos a base de mampostería, piedra y, sobre todo, pizarra, de color negro cuando se utilizan cubiertas.

Atravesando El Gasco se baja por un original camino que lleva al senderista por la margen derecha del río que rodea esta alquería y, sin perderla de vista, se toma un sendero que nos eleva, a nuestra derecha, poco a poco entre pizarrales, mientras que a la izquierda se divisan pequeños huertos entre cerezos ribereños.

La corta distancia que supone hacer este recorrido no impide contemplar bellas panorámicas, como la impresionante garganta que asciende hasta el Salto de Meancera o el majestuoso valle del río Malvellido.

Madroños, higueras y nogales crecen entre las grandes piedras excavadas por el agua hasta que llegamos, superando pequeños obstáculos a la izquierda y derecha de la garganta, al espectacular salto de agua de la Meancera, que en época de lluvia ofrece una increíble visión, aunque sin desmerecer el resto del año.

Tampoco hay que olvidar que el verano invita al baño en la gran poza donde caen, desde 100 metros, las aguas cristalinas