Esta semana, metidos de lleno en la celebración de la Fiesta del Cerezo en Flor, vamos a proponer dos rutas gastronómicas, una que recorre en entorno de la Vera y el Jerte tomando como protagonista el pimentón, y otra ruta que podemos seguir más al sur, por la zona de Azuaga y Llerena, la del cordero.

Ruta del cordero

Recorre localidades como Azuaga, Granja de Torrehermosa, Campillo de Llerena, Valencia de las Torres, Villagarcía de la Torre, Llerena, Reina, Casas de Reina, Fuente del Arco, Valverde de Llerena, Berlanga y Ahillones.

Casi podemos recorrer la ruta acompañando al maestre de la Orden de Santiago, mientras recorría la campiña por los muchos enclaves e intereses que tenía la orden en el sur de la provincia de Badajoz. Tierras estas en las que los romanos, árabes y viejos cristianos tejieron una red de usos y costumbres, tan mezcladas y colaboradoras que son difíciles de deslindar. Igual pasó con los olores y los sabores de los pucheros que hervían en las cocinas de la campiña, tan llenos de matices que adivinar su procedencia se hace imposible en el maridaje de las distintas cocinas.

Cocina fundamentalmente del cordero. Nacida al paso del lento caminar de los rebaños de ovejas que pastaban en las infinitas y duras tierras de la comarca.

Cocina de pastores que iban de acá para allá, buscando las hierbas o rastrojeras con solanera o con frío.

Cocina de largos silencios o de caldero común, pero simple, honesta y auténtica. Difícilmente se puede encontrar una cocina que haya trabajado con tanta variedad y acierto todas las posibilidades que ofrece el cordero, tanto en asados como en guisos.

Por supuesto, la campiña tiene su caldereta, que precisa de un cordero que tenga grasa y que cortaremos en trozos pequeños, salándose y friéndose con ajos enteros, cebolla y laurel. Cuando esté dorado, se le emborrachará generosamente con vino blanco seco, añadiendo una cucharada de pimentón y otra de harina, y todo ello se deja cocer lenta y amorosamente, sin prisas. Cuando la carne está rendida pero entera se le añade un machao con unos granos de pimienta negra, ajos fritos, un pimiento morrón, el hígado frito y un chorreón de aceite de oliva, dejando que cueza todo unos quince minutos.

Siguiendo este rito, debemos disfrutar de una caldereta excelente como casi todas las que ofrecerán en los restaurantes de la zona. De todas formas, a esta receta magistral le caen matices y hasta se puede afirmar que cada pueblo y cada casa tiene un toque mágico y personal para este guiso de cordero, que puede ir desde las almendras a la hierbabuena, pasando por los pimientos choriceros.

La ruta, además del cordero, ofrece otras muchas posibilidades gastronómicas, sobre todo en la cocina de caza mayor y en el cerdo.

Llerena es uno de los enclaves de la cocina tradicional extremeña, siendo famosas sus sopas doradas o las sopas molineras con cominos y guindas, la liebre guisada, las perdices con salvia,