Nunca me he impuesto un silencio. No me he callado nunca y he vivido bajo una dictadura la mayor parte de mi vida. Teníamos que hablar bajito pero no nos callamos». Tan directa como siempre y sin cortapisas. Así se mostró ayer Rosa María Sardà en la inauguración del ciclo Trayectorias en la que dialogó con Luis Alegre en el Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.

Tal fue así que no dudó en señalar que «no iría a recoger un premio Princesa de Asturias porque soy republicana. Ya he rechazado algún que otro premio», aseguró Sardá, de 76 años, quien no dejó de moverse entre la seriedad y la broma («tendrán que hablar un poco alto porque para curarme otras cosas me han dejado sorda», no dudó en pedir) y que tampoco eludió hablar de la situación actual: «Tiene tan poco que ver con la cultura, ¿verdad? Es que tiene gracia la cosa. Si hubiese un poco más de cultura y más diálogo, bueno, me refiero a que si se hablara en lugar de actuar tanto porque hablar, hablan muchísimo, unos y otros... demasiado».

«SOY UNA ANCIANA SOCIALISTA» / La pregunta dada la respuesta era evidente, ¿y qué piensa de la situación catalana una actriz catalana como Rosa María Sardà? «Que conste y que vaya por delante que no soy independentista, soy federalista, de toda la vida, y siempre lo seré. Soy una anciana socialista y me moriré con las ganas de que esto se pudiera solucionar algún día. Me refiero a que todos tuviéramos de verdad los mismos derechos, que la justicia fuese igual para todo el mundo, que no hubiese bolsas de miseria y que alguien entendiera de una puñetera vez que somos unos privilegiados porque no vivimos en Libia, o Siria. No somos mujeres kurdas que tenemos que salir con el kalashnikov a defendernos, hemos ganado muchísimas cosas aunque algunos pretenden tirarlas por la borda, unos por aquí y otros por allá, en nombre de los nacionalismos. En su nombre se han hecho las mayores barbaridades del mundo», dijo con contundencia la actriz catalana.

Aunque insistió en que ella no es una especialista en comedia sí habló del papel del género: «No se puede comprender el mundo sin la comedia. No, no, no... El drama más tremendo se puede explicar a través de ella, depende de la clave, es como una sinfonía. ¿Qué os parece El apartamento? Es un drama social, político, personal, de humillación... podría ser una tragedia y está explicada en clave de comedia. Creo que con eso se explica todo...»

«En el cine -dijo Sardà-, me permito ciertas libertades que en el teatro, no hago. Lo que ocurre es que las personas en general ven la televisión, no van al cine ni al teatro y eso propaga la idea de que soy una actriz cómica pero no, sencillamente soy una persona que trabaja de este oficio hace más de 50 años lo único que no celebro cosas... Aunque debería celebrar que siempre he tenido trabajo pero bueno, ya lo celebro cada día», explicó una actriz que fue más allá en su razonamiento: «Es por eso que tengo que aclarar que soy una persona a la que le encargan cosas, a la que le dicen mire esto, tiene que hacerles reír y digo vale, lo intentaré, que para eso me pagan, y aquí debe hacer llorar, pues bien. Y a veces digo Esto no hará llorar a nadie. Es así, no soy una especialista, los hay en la medicina, en la jurisprudencia, en la política... Hay especialidades, sobre todo en la jurisprudencia. Estos días me estoy poniendo al día sobre lo que es pecado o no lo es depende quien lo haga».

Rosa María Sardà también recordó a qué personas les debe mucho de lo que es actualmente en el mundo de la actuación en el que siempre se ha declarado autodidacta: «Hablo de dos personas también íntimamente vinculadas a Nuria Espert. Uno es su descubridor, Juan Germán Schroeder que se ocupó de mí y me enseñó muchísimo sobre qué es lo que tenía que hacer. Me enseñó a no elegir hasta que llegara el momento de poder elegir que aún no ha llegado, que había que pisar las tablas aunque fuera haciendo una tontería pero había que pisarlas porque es ahí donde se aprende el oficio. Y la otra persona es Terenci Moix, un hermano para mí».

NO A LOS HOMENAJES / En un guiño a la nostalgia, Sardá, preguntada sobre Anna Lizaran y por qué no aparece en un libro homenaje a la misma que se editó, fue, una vez más rotunda: «No quise estar porque lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie. Yo no quiero que me hagan cosas cuando me muera, que va a ser un día de estos como siga este viento que tenéis aquí en Zaragoza... No, no quería decir cuatro cosas aunque fueran profundas y no banales porque no me gustan estas cosas. No quiero que hagan nada conmigo cuando me muera, que lo tiren a la basura», aseguró antes de enfrentarse a un Aula Magna del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza que presentó un buen aspecto para escuchar el diálogo entre la actriz y Luis Alegre.

El ciclo de conferencias volverá el próximo 11 de diciembre al mismo lugar, con entrada libre con invitación, con la visita del director aragonés Carlos Saura que conversará con su hija Ana. Posteriormente, el 21 de febrero será el turno de Fernando Savater y el 14 de marzo estará la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo mientras que el ciclo lo cerrará Manuel Gutiérrez Aragón.