La actriz Scarlett Johansson, musa del cine independiente, debuta en la música con "Anywhere I lay my head", un esperado disco que edita hoy en todo el mundo y en el que ha dado el salto disciplinar de la mano de diez versiones de Tom Waits y la colaboración de David Bowie. Al igual que en su carrera cinematográfica, la intérprete de "Match Point" (2005), de Woody Allen, ha buscado un camino por la sofisticación y ajeno de los cánones comerciales y, para ello, ha recurrido a diez versiones de canciones de un cantautor tan prestigioso y "outsider" como Tom Waits.

Así, añadiendo al folk un toque "chic" y con menos espiritualidad, ha elegido "Falling Down" como primer sencillo, en cuyo vídeo musical muestra las dos caras de la artista estadounidense: la más natural, que corresponde a una joven de 23 años, y la de la estrella de alcance mundial que le ha convertido en imagen de distintas campañas publicitarias. Johansson, que ha trabajado por tercera vez con Allen y junto a Javier Bardem y Penélope Cruz en "Vicky Cristina Bacelona", que se proyectó el pasado sábado en Cannes, se atreve además a componer un tema, "Song for Jo".

"I wish I was in New Orleans", "Fannin' street" -en la que, como en el primer sencillo, tiene como corista de lujo a David Bowie- y "Town with no cheer" son otros de los diez temas de Waits con los que Johansson ha decidido bautizarse en el mundo de la música, con el que ya había tenido, no obstante, algún que otro escarceo. En la película que marcó su giro al cine de culto, "Lost in Translation" (2003), de Sofia Coppola, ya había interpretado el mítico "Summertime" de George Gershwin, e incluso el año pasado se subió al escenario del Festival de Coachella, en Estados Unidos, para unir su voz a la de la banda de rock Jesus in Mary Chain. Además, dos talentos tan dispares como Bob Dylan y Justin Timberlake han contado con ella para protagonizar sus vídeos musicales.

Su vínculo con la música le ha ayudado a reclutar ahora a un equipo que arrope su nueva faceta, y así "Everywhere I lay my head" cuenta también en sus créditos con la producción de David Sitek, y las guitarras de Nick Zinn, de la banda Yeah Yeah Yeahs, y Sean Antanaitis, de Celebrations. A la hora de realizar el disco, Johansson pensó, según publicaba la revista musical Billboard el pasado febrero, en transitar un sonido más convencional, pero poco a poco evolucionó hacia un sonido más arriesgado gracias a Waits, quien ha descrito las melodías como "bellas" y su voz de "diferente".