La calidez del Caribe y la severidad de una comunidad judía forman el paisaje sobre el que el periodista y escritor Marco Schwartz dibuja una reflexión a propósito de los logros vitales de un viejo judío. Las influencias culturales e identitarias recorren El salmo de Kaplan , premio Norma de novela 2005, y que en España publica la editorial Belacqva en su nueva colección La otra orilla.

Schwartz, colombiano de nacimiento y residente en España desde hace 20 años, añade un ingrediente: sus cuatro abuelos judíos que salieron de Polonia en los años 20 y la comunidad judía en la que se crió. Jacob Kaplan, respetable miembro de la colectividad hebrea de Santa María (réplica de la Barranquilla natal del autor) se pregunta qué ha sido de su vida, en qué se ha equivocado o acertado y porqué otros con menos méritos, a su juicio, han medrado y gozan de influencia. Decidido a pasar a la historia, inicia una aventura para cazar a un supuesto nazi instalado en su ciudad, una obsesión que le adentra peligrosamente en Inspirado en su abuelo paterno, hay en El salmo de Kaplan referencias autobiográficas que Schwartz reparte entre diversos personajes. "No me identifico con Kaplan", afirma, "pero he desperdigado mis inquietudes en todos los personajes". Y como última influencia cultural, refleja el peso del Quijote. El fantasioso Kaplan encuentra su enganche con la realidad a través de Wilson Contreras, un policía de poca monta de Santa María que, pese a considerar serios los desvaríos del anciano y poco justificadas sus sospechas, le sigue hasta el final deslumbrado por un mundo de riqueza que no pasa del espejismo.