Chile estuvo presente ayer en la Berlinale con la película Una mujer fantástica, un retrato de la exclusión social a las personas transgénero que, según afirmó su director, Sebastián Lelio, se traduce también en la identidad estilística de la película, al transitar por varios géneros.

La historia se centra en la figura de Marina —que encarna la actriz transexual Daniela Vega—, que por el hecho de ser transgénero es vetada por la familia de su novio, Orlando —Francisco Reyes—, y totalmente excluida cuando llega la hora de darle el último adiós al que fuera su pareja.

Según Lelio, se trata de una «historia sobre la legitimidad o no legitimidad de su personaje central, sobre la legitimidad o no legitimidad de la relación que retrata la película», en el que el tema de la transexualidad es el tema central, pero no el único.

Y es que «el personaje de Marina está completamente, de alguna manera, preparado para el mundo. El problema es que el mundo no está preparado para ella. Pero yo creo que es injusto reducir la película a lo LGBT, por ejemplo», subrayó.

En ese sentido, hay «una condición transgénero de la identidad estilística de la película misma» que visita territorios del cine romántico, el de humillación y venganza, el estudio de personajes, el de mujeres, el de fantasmas y el de funeral”, precisó.

UN PAPEL PARA VEGA / El realizador tuvo claro que para el papel de Marina necesitaba una actriz transgénero, pues optar por un actor «haciendo como qué» habría sido una especie de «anacronismo», asegura. «Sumado todos los géneros que la película visita (...), en su centro, en su corazón, tiene una cierta vocación documental, porque es el retrato de alguien que es real, es un retrato de un ser que tiene una historia, que tiene una carga que yo creo que no puede ser representada» o impostada.

Vega, Marina en el filme, afirmó que para ella su papel fue «un desafío» que se tomó de manera «muy personal», y trató de responder al encargo con la mayor «holgura» y «responsabilidad» posibles.

«Yo creo que todos los personajes que creamos tienen de nuestra historia o de nuestras sensaciones, pero son particulares cada uno. De mí, —yo, Daniela— Marina tiene que es trans, sí, pero en el resto, somos mujeres como cualquier otra, y resistimos y estamos aquí precisamente para prevalecer, para sobrevivir, para contar la historia», explicó.

Para Reyes, su papel supuso enfrentarse a «esta situación especial» de ser un personaje, Orlando, enamorado de un transexual y, a la vez, que su compañera actriz lo fuera también.

«Eso a mí me planteó evidentemente las primeras preguntas que también le plantea la película al público», las mismas curiosidades y las mismas inquietudes, señaló.

NOCHE DE REGRESOS / Lelio regresó a Berlín tras el éxito de Gloria (2015). La polaca Agnieszka Holland, por su parte presentó Pokot —Spoor—, dos décadas y media después de haber competido con Gorackza. Su filme presenta a una mujer no domesticable, una jubilada y activista medioambiental, que vive entre bosques polacos y pretende llevar con precisión de una Miss Marple las investigaciones por los «asesinatos» de jabalíes, ciervos y todo ser animado no humano.

Holland recorre esos bosques con la cámara, husmeando entre malezas como haría uno de sus animales amigos o con espléndidas vistas panorámicas tomadas desde un dron. La cinta está basada en una novela de Olga Tokarczuk, que acompañó a la cineasta a la Berlinale para respaldar su tesis del «holocausto ecológico».C Lo que funciona en un libro no siempre se acomoda al formato cinematográfico.