La última edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida había provocado "el desprestigio" de este encuentro teatral. "La situación estaba deteriorada", afirma Eugenio Amaya, director de la compañía Arán Dramática, uno de los grupos con los que ayer habló este diario tras publicar la salida de Jorge Márquez del festival al haberse provocado un desfase de 300.000 euros. "Se había ido de las manos", asegura Javier Leoni, de Al Suroeste.

A juicio de Leoni, los problemas económicos de la edición del 2005 sugieren que se debía haber dispuesto de un remanente de dinero para afrontar situaciones imprevistas. No puede contarse previamente, explica Leoni, con que cada espectáculo obtendrá el 70% o el 75% de taquilla. Cuando la obra no responde a estas previsiones aparecen los problemas financieros. Es lo que ocurrió con Una odisea antillana , que tuvo a Lucía Bosé como principal reclamo.

"No era lo que se esperaba", coincide Fermín Núñez, de Samarkanda. "Y cuando esto ocurre, ello mina el festival". Núñez cree ha faltado un seguimiento de los montajes. A veces, comenta, entre la idea original y lo que se estrena hay una gran diferencia y entonces no se cumplen las expectativas, como ocurrió con el montaje de Derek Walcott.

UN PROYECTO "Una odisea antillana pegó un patinazo, aunque es cierto que es algo que no puede preverse. Pero yo estuve en una función en la que sólo había 50 espectadores. Ahí está el desfase económico", dice Leoni.

El responsable de Al Suroeste reclama que se incremente el presupuesto del festival, mientras Eugenio Amaya, de Arán Dramática, sostiene que lo adecuado, más allá del dinero, es "utilizar los recursos existentes de manera coherente en base a un proyecto, a una programación".

El pronunciamiento de la Consejería de Cultura se ajustó ayer a lo declarado a EL PERIODICO EXTREMADURA por el consejero Francisco Muñoz. Según la agencia Europa Press, la consejería confirmó que Márquez ha dejado de ser el director del festival y que los motivos de este hecho se conocerán en una reunión del patronato del festival, formado por el Ministerio de Cultura, la Consejería de Cultura, las dos cajas de ahorro de la región, las dos diputaciones provinciales y el Ayuntamiento de Mérida. En esta reunión se conocerá quién sustituirá a Márquez.

"Los patronos deben apostar por el festival, lo que no se ha hecho en los últimos años", manifiesta Leoni. En el mismo sentido se pronuncia Eugenio Amaya: "El patronato tiene que replantearse algunas cuestiones y tal vez incluir nuevas personas".

La perspectiva del festival emeritense, según Javier Leoni, pasa por "internacionalizarse, y eso precisa de una economía, un equipo de producción y una gerencia económica".

Directores como Amaya o Pedro Rodríguez, de Suripanta, subrayan que no se haya tenido en cuenta desde la dirección del festival a quienes trabajan en el teatro en Extremadura. "Nosotros podríamos asesorar, dar nuestra opinión, al fin y al cabo trabajamos con el público extremeño", declara Rodríguez. "El trato con una parte de la profesión no ha sido el más afortunado", comenta Amaya. "Espero que el siguiente director valore la profesión y haya un contacto más cercano con los que luchamos por el teatro extremeño".

La situación creada por la salida de Márquez ha provocado incertidumbre. Por ejemplo, Al Suroeste tenía previsto presentar un proyecto para este año. "No sé si saldrá adelante porque hay muy poco tiempo para prepararlo", comenta Leoni.

Sobre el rumbo del festival, abierto a otras disciplinas además del teatro (danza, música...), a Amaya le sugiere la imagen de un "cajón de sastre". "El teatro debe ser la piedra angular". Es posible, añade, "hacer un teatro respetuoso con los clásicos e innovador". Pedro Rodríguez apunta en la misma dirección.