Como el viaje de Ulises en su regreso a Itaca, así Carlos Silveira vuelve a Cáceres de la mano de La fierecilla domada , la comedia de William Shakespeare que hoy pone en escena la compañía de Pérez y Goldstein, bajo la dirección de Mariano de Paco Serrano en la tercera y última semana del Festival de Teatro Clásico de Cáceres. Silveira es otro de los actores tocados por la varita mágica de Miguel Fresneda, profesor de teatro del Instituto Hernández Pacheco, que ya vio facultades en este joven que también marchó a Madrid en busca de su sueño. "Mis padres me han apoyado mucho, ellos querían verme enamorado de una pasión".

Así que esa pasión se materializó en la Resad (Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid), donde se licenció en Arte Dramático, en la especialidad de Interpretación. Y volverá a materializarse esta noche (22.00 horas, Gran Teatro) en La fierecilla domada , donde el actor de 29 años interpreta a Lucencio, un joven que llega a la ciudad y se enamora de Blanca, la hermana menor de Catalina, esa mujer de la que todos los hombres huyen debido a su insoportable carácter.

Con un cartel de lujo: Alexandra Jiménez, José Manuel Seda, Mario Martín o Carla Hidalgo (todos ellos visiblemente reconocibles por su participación en diversas series de televisión), Carlos Silveira no oculta su satisfacción por formar parte de este montaje: "La adaptación es muy buena y la función es rapidísima".

LA JUVENTUD Nuevamente en La fierecilla domada , el espectador encontrará una obra cuyo director apuesta por actores jóvenes en su reparto. "Si se interpreta a un clásico hay que hacerlo bien y hay que estar formado", asegura el actor, para quien la edad no debe condicionar la elección del elenco a la hora de montar un Shakespeare. De un modo u otro, lo cierto es que Silveira sube a las tablas con la idea de sentir de cerca el contacto con el público. "El teatro no solo es un argumento, es una exploración artística mucho más profunda, es una experiencia intelectual y emocional muy grande, es como ver una ópera en directo o contemplar un Tiziano o un Velázquez en el Prado, no es lo mismo que verlos en los libros".

¿Y qué hay de Lucencio en Carlos Silveira?: "Mucho. Lucencio viaja a Padua para estudiar. Y el viaje es un pretexto porque luego la vida te lleva por donde quiere porque son variables, condicionantes que no puedes calcular". Y tras el viaje, no olvida a quienes lo acompañaron en sus inicios: Daniel Holguín, Ana Carretero, Virginia Campón, Ismael Vallejo... la compañía Dirección Prohibida que en 1996 recorría Extremadura con Céfiro agreste de olímpicos embates (come y calla que es cultura) , una crítica social que provocó que ese gusanillo del teatro le picara de forma brutal a Carlos Silveira, el actor que de nuevo vuelve a Cáceres, como Ulises regresó a Itaca.