En el 2015 la Organización Mundial de la Salud sacó un informe en el que declaraba la carne roja como «potencialmente cancerígena». Esto supuso un golpe para la industria ganadera que vio cómo caían en picado sus ventas, lo que generó una grave crisis. En Francia, el sector ya llevaba tiempo estancado por la importación de productos de otros países como Alemania, así que esto supuso un mazazo para muchos trabajadores de zonas rurales. Este es el punto de partida de Normandía al desnudo, la nueva película de Philippe Le Guay que se sitúa en el centro de esa polémica para escarbar en los problemas de esas comunidades campesinas que en la mayoría de los casos están en peligro de desaparecer.

«No es una película procarne ni anticarne», nos dice el director durante su visita a Madrid. «Es más bien una reivindicación de esa gente que lucha por su supervivencia diaria en un mundo que no tiene en cuenta los sacrificios que hacen para sacar adelante sus pequeñas empresas familiares, sus granjas, que se encuentran en vías de extinción frente a la globalización deshumanizada del sistema».

Normandía al desnudo nos acerca a una comunidad del norte de Francia donde sus habitantes se encuentran asfixiados por las deudas y buscan desesperadamente una salida para reivindicar sus derechos. Cortan carreteras, salen en las noticias, pero nada parece ser suficiente. Así que aprovecharán que un prestigioso fotógrafo americano está de paso por la región para acaparar atención mediática. ¿Y si saliera todo el pueblo desnudo en una fotografía como protesta? Por supuesto, habrá opiniones de todo tipo, lo que generará situaciones repletas de humor costumbrista.

«La desnudez forma parte del propósito de la película. Se suele asociar a la vergüenza porque se identifica con la culpa y en cine siguen existiendo tabús al respecto». El director cuenta que no se trataba solo de hacer una oda al ecologismo y los valores de la tierra, sino a la dignidad de las personas. «Yo soy urbano y creo que buena parte de los ciudadanos cosmopolitas tenemos prejuicios contra la gente del campo. ¡Pero también los hay al contrario!»

Esa contraposición entre campo y ciudad es uno de los ejes que vertebran la película. El director quería dinamitar ideas preconcebidas, precisamente porque él mismo las tuvo en su adolescencia, cuando visitaba durante los veranos a sus abuelos en... Normandía.

Normandía al desnudo nos retrotrae a heridas de la segunda guerra mundial que aún no se han esfumado de la memoria colectiva. Unas cicatrices que se reabrirán con la llegada del fotógrafo que interpreta Toby Jones. Al final, «se trata de redescubrir nuestras raíces y de volver la vista hacia lo natural».