La opción del jurado de la edición número 41 del festival de cine fantástico de Sitges, que se clausuró anoche, fue la de descubrir un título sin distribución en lugar de laurear a la que hasta ayer era considerada la favorita, Déjame entrar , ya premiada con el Méliès de Oro y consagrada en el mediático encuentro del cine independiente de Tribeca, en Nueva York. El consenso llegó con la aterradora, violenta, brutal y magistralmente filmada Surveillance , segunda cinta de Jennifer Lynch producida por su padre, David Lynch.

Su elección como mejor película no fue discutida. Sin embargo, una lluvia de silbidos cayó sobre la decisión de no conceder ningún premio a la que, para muchos, es la película revelación de esta edición del festival. Déjame entrar , el largometraje sueco que da una nueva vuelta de tuerca al género de los vampiros, se fue de vacío. El crítico cinematográfico Alex Gorina, como portavoz del jurado del certamen, comentó que no les costó "nada" descartar el filme de Tomas Alfredson del palmarés. "El jurado ha actuado con total libertad". Tal explicación provocó aún más abucheos.

Protagonizada por Bill Pullman y Julia Ormond, Surveillance sigue los pasos de una pareja del FBI que se dirigen a un desolado pueblo de EEUU, tras el rastro de un tremendo asesino en serie. Destaca por la excelencia de sus planos, por el acierto en el ritmo narrativo y por el imprevisto y tramposo giro que emprende la trama. El coreano Kim Jee-woon se alzó con el reconocimiento al mejor director con el westwern The good, the bad, the weird , que también se llevó el trofeo a los mejores efectos especiales. La ultraviolenta Martyrs se tuvo que contentar con el premio al mejor maquillaje.

La considerada mejor interpretación femenina recayó en Semra Turan por su actuación en Fighter . El galardón al mejor actor fue a parar a Brian Cox por su interpretación en Red .

La ceguera , la película basada en la novela de José Saramago, consiguió la estatuilla al mejor diseño de producción y el Gran Premio del Público.