Todavía pueden hacerlo. A pesar de la fragilidad del siempre elegante Charlie Watts, de las arrugas de Keith Richards, del ya no tan joven Ron Wood y de los movimientos cada vez menos espasmódicos de Mick Jagger, los Rolling Stones todavía son capaces de contagiar su energía ante las 36.000 personas que llenaron la noche del domingo el Fenway Park, en Boston.

On stage , la gira número 31 de esa mezcla de mitos y supervivientes que son los Stones, echó a andar el domingo en Boston, donde ayer repitieron concierto. Abrieron con fuegos artificiales, con el rostro de los cuatro músicos británicos fundiéndose en una pantalla gigante y con Start me up , la canción que mejor les funciona para presentarse ante sus rendidos fans. Vestido con una mini chaqueta plateada, Jagger saltó al escenario y saludó a la ciudad de los Red Sox después de cantar You got me rocking .

Con un show más sobrio que recordaba a sus inicios, durante la primera hora del concierto la banda dejó claro lo que ya había anunciado: On stage les servirá para presentar su nuevo trabajo y para volver a ponerse a prueba después del autocomplaciente tour 2002-2003, montado para promocionar el recopilatorio Forty licks .

Desde entonces han pasado dos años. Y el tiempo no perdona ni a los incombustibles Stones. El batería se ha recuperado de un cáncer de garganta, Richards asegura estar tan entusiasmado como un niño y Jagger habla de su inagotable creatividad. Pero sus legendarias carreras por el escenario ya no son tan poderosas como antaño.

Aun así, esa bestia del rock and roll es capaz de desafiar hasta al más joven de sus fans, que no abundaban el domingo en Boston. Con una media de edad de 40 años (había hasta un veteranísimo de 87, John Trakas), el público americano no abandonó su habitual frialdad hasta que sonaron los primeros compases de Miss you .

Con Night time is the right time rindieron homenaje a Ray Charles, el genio del soul que estuvo en activo todavía más tiempo que los 43 años de los Stones. Y con The worst e Infamy , Richards tuvo su momento de gloria. Llegó la segunda hora. La de los clásicos. Sobre un pequeño escenario móvil en medio del recinto tocaron la nueva Oh no not you again y descargaron toda su artillería de grandes éxitos: Satisfaction, Honky tonk woman, Out of control, Sympathy for de devil, Jumping Jack flash, Brown sugar .

REPOSICION Fue entonces cuando sus incondicionales volvieron a corear los poderosos estribillos que llenan estadios. Y se hizo la magia sobre el escenario metálico inspirado en el teatro Globe de Londres, versión futurista. Fue entonces cuando hasta los fans más alejados (los que no pueden pagar 450 dólares para ver a sus satánicas majestades de cerca) revivieron los años dorados de los Stones, como hacen cada vez que la banda británica arranca la más perfecta maquinaria del rock and roll. Los bises, You can´t always get what you want e It´s only rock and roll (but I like it) cerraron el primer concierto de la gira estadounidense a la espera de su desembarco en Europa en el verano del 2006.