Un total de mil ochocientas personas disfrutaron ayer, con motivo de la V Jornada de Puertas Abiertas de la Biblioteca Nacional, de los departamentos y tesoros de esta institución que, dirigida por Rosa Regás, permanecen ocultos al gran público durante la mayor parte del año.

Cincuenta apasionados bibliotecarios acompañaron desde las nueve de la mañana de ayer y hasta las dos de la tarde, a personas de todas las edades que, en grupos de treinta personas, apreciaron el entendimiento entre historia y modernidad que caracteriza a la Biblioteca Nacional, una institución que salvaguarda "la memoria cultural" de nuestro país, según desgranó al inicio de la visita una de las guías.

Previo paso por un pequeño catering en el que se ofreció a los visitantes un sencillo desayuno, la primera parada del recorrido fue el Salón General de Lectura (lugar donde se solicitan los libros), un lugar dotado con WIFI -conexión a internet sin cable-, que demuestra que esta entidad es "un lugar con mucha historia, pero también con mucha modernidad".

Con una duración de casi una hora, la visita continúa en el depósito que mantiene su estructura original de hierro con un total de 78 kilómetros lineales de estanterías y una temperatura y humedad constante; así como la Sala Cervantes, donde se consultan los fondos más valioso y antiguos de la Biblioteca, y en el que los encuadernadores de esta institución llevaron a cabo una pequeña demostración de su trabajo.

Durante toda la visita los guías dieron a conocer a los visitantes los problemas de espacio que tiene la Biblioteca Nacional, que recibe cada mes 20 toneladas de documentos impresos, y que cuenta con otro depósito en la localidad de Alcalá de Henares, que probablemente "colapsará" dentro de unos cinco años.

CONOCIMIENTO INEDITO

Durante esta V Jornada de Puertas Abiertas, la Biblioteca Nacional no solo ha querido dar a conocer joyas literarias como facsímiles, incunables o grabados clásicos, sino que también ha mostrado al público una parte más desconocida de su colección, como son partituras musicales, fotografías, publicidad, planos de arquitectura o mapas, entre otros.

Entre los documentos escogidos para mostrar a los visitantes pudieron observarse un grabado de Rembrandt, planos del arquitecto Secundino Zuazo, etiquetas publicitarias de la marca ´Anís del mono´, y facsímiles -copias- del Beato de Valcabado, un cuaderno de trabajo de Rafael Alberti, o el Libro de horas de Leonor de la Vega, dama de alta alcurnia del siglo XV.

Todos estos documentos conviven con otros más nuevos como el DVD de Shrek , álbumes de Elvis Presley, o grabaciones de mediados del siglo pasado de "La revoltosa" de Chapí, así como partituras originales de este famoso compositor de zarzuela.

El equipo voluntario de la Biblioteca Nacional que organiza estas jornadas -que se celebran dos veces al año- se despide de los visitantes con la entrega de un libro editado para la ocasión, que incluye la Flor Nueva de Romances Viejos de Menéndez Pidal, y una rosa, adelantándose así a la celebración del Día Mundial del libro.

La Biblioteca Nacional ha hecho un esfuerzo por abrirse al público general, un cambio en el que tiene que mucho que ver su nueva directora, Rosa Regás, quien quiere mostrar a la sociedad española, según explicó a Efe, que "quien guarda la memoria de este país es la Biblioteca Nacional".

Entre los adelantos de estos últimos años Regás destacó las nuevas normas de acceso de usuarios, la sala multimedia, la inauguración de una página web "fantástica" -donde se pueden consultar medio millón de hojas de prensa del siglo XIX-, y la próxima inauguración de la Biblioteca Digital Hispánica.