--¿Por qué una mujer como investigadora de la policía?

--El protagonista habitual de la novela negra de todo el mundo es un hombre de mediana edad que bebe mucho y tiene una vida privada complicada. Y yo no quería escribir de mí mismo, ja, ja, ja.

--¿Y cómo entró en la psicología femenina?

--En cierto modo, no somos tan diferentes. Cuando escribo intento ser el personaje y tratar de reaccionar como ella en las situaciones concretas. Otros tienen que juzgar si lo he conseguido o no. La gran mayoría de las veces, soy yo con ojos de mujer. Los hombres están toda la vida rodeados de mujeres, no veo por qué no pueden entenderlas. Lo difícil es comprender al ser humano en general. Las reacciones de hombres y mujeres son iguales pero ellas padecen presiones más intensas de la sociedad y creo que, por ello, son más complejas y los hombres, más simples.

--Si hubiera inventado a un policía, ¿hablaría tanto de violencia doméstica en sus libros?

--No sé (pausa). En cierto modo sí porque es la presión que actualmente hay sobre la mujer.

--¿Por tratarse de una mujer ha preferido hacer sus novelas más psicológicas que de denuncia social?

--Diría que sí. Mientras otros escritores están más interesados en los cambios de la sociedad, a mí me interesa cómo estos cambios afectan a las personas.

--¿Qué pasa en Suecia para que su novela negra se haya convertido casi en una seña de identidad?

--Siempre ha habido una fuerte tradición de novela popular, proletaria. La novela negra era una copia de la inglesa hasta que llegaron Maj Sjöwall y Per Wahlöö y fusionaron lo popular con el género norteamericano. Después, Henning Mankell la llevó a una segunda fase y Larsson es la última etapa en la que estamos.

--¿Qué opina del fenómeno Larsson?

--Creo que no hubiera vendido tanto si las tres partes de Millennium no fueran buenas. Pero también hay una historia fuera de la historia, y creo que las circunstancias personales de Larsson --su muerte prematura--, engrandecen la historia de su éxito.

--¿Su inspectora Elina hubiera detenido a Lisbeth Salander?

--Creo que la hubiera dejado ir.

--¿Es entonces una policía heterodoxa?

--A ella le gustan los casos difíciles y el reto de resolverlos. No cede a las presiones y es muy cabezota pero también muy disciplinada, aunque no transige con todo.