Solo existe un disco en el mundo del que se hayan vendido 54 millones de copias: Thriller , de Michael Jackson. El 1 de diciembre de 1982, día de su edición, nadie imaginaba que algo así pudiera ocurrir. La industria musical estaba en crisis y Quincy Jones, productor del disco, calculaba que si vendían seis millones su discográfica ya estaría contenta. Al final, el éxito adquirió proporciones descomunales y hasta difíciles de explicar. Pero más que inconcebible, la historia de Thriller es irrepetible.

Un cuarto de siglo después, el negocio se mueve en cifras más modestas. Según la empresa Media Traffic, el disco más vendido de 2006 fue el Back to bedlam de James Blunt, con poco más de seis millones. Y ninguno de los fenómenos de ventas más recientes, como Norah Jones o Eminem, han alcanzado los 20 millones de copias vendidas de sus discos más famosos. Esto, en una época en que, paradójicamente, la maquinaria de la industria es mucho más incisiva.

AUDIENCIA Al iniciar la grabación, Quincy Jones dijo: "Chicos, estamos aquí para salvar a la industria". No exageraba. Thriller resucitó el sector en todos los niveles. Ningún ejecutivo puede repasar hoy el balance de cuentas de Thriller sin soltar una lágrima: el disco más vendido en EEUU en 1983 y 1984, siete singles entre los 10 más vendidos, ventas millonarias en Brasil o Japón y un impacto que llegó hasta rincones tan ajenos a la cultura yanqui como Irán. Lo menos que podían darle a cambio eran ocho grammys.

Michael Jackson y Quincy Jones eligieron el repertorio del disco entre unas 600 canciones. Al final se quedaron con nueve piezas que respondían al plan maestro: tenía que haber un poco de todo (rock, baile, baladas...) para gustar a todo el mundo. Cuatro eran de Jackson: Beat it , Billie Jean , Wanna be startin something y The girl is mine . Las tres primeras marcarían el tono del disco con su rítmica afilada, vibrante y moderna. La otra, el dulzón dúo con Paul McCartney, era el anzuelo para cazar al gran público (blanco).

POQUER Jackson ya tenía el póquer ganador, pero aún le faltaban cinco canciones más. Quincy contribuyó con P.Y.T. , briosa pieza de disco-funk. La sofisticada balada Human nature llegó de mano de Steve Porcaro, del grupo de rock blando Toto. Y el providencial Rod Temperton, teclista del grupo de funk Heatwave, aportó las tres restantes: Baby be mine , The lady in my life y Starlight .

La ambiciosa estructura cinematográfica de esta última la convertía en la pieza central del disco y, consciente de su importancia, Rod barajó más títulos antes de elegir el definitivo. Sería Thriller .

Michael Jackson ha reconocido recientemente que El cascanueces de Tchaikovsky fue uno de sus referentes a la hora de armar Thriller . Fue "una obra en que cada canción era un as", afirma. Pero el Hot space de Queen estuvo aún más presente durante la grabación.

Al final, Thriller tuvo de todo: amabilidad y desafío, megalomanía y angustia, misterio y almíbar, aullidos prestos a la parodia, ritmos endiabladamente modernos, una nueva forma de bailar (entre Fred Astaire y James Brown)...