De Francisco de Goya a Lucien Freud, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid ofrece una nueva perspectiva de los grandes maestros del arte moderno: sus dibujos. Las 71 obras que se muestran hasta el 17 de febrero pertenecen a la Colección Abelló, llena de joyas sobre papel que no por menos espectaculares dejan de ser sugerentes. Con unas fronteras poco claras entre el dibujo y la pintura, la muestra ahonda en las líneas esenciales del arte moderno a través del dibujo.

El jefe del museo, Guillermo Solana, bromea con el hecho de que casi ha "desalojado" la casa del inversor y financiero Juan Abelló y su esposa, Ana Gamazo. Muchas de las obras colgaban del hogar de uno de los más importantes coleccionistas de arte de España.

"Tras el coleccionista de dibujos, hay algo más genuino y puro, y acredita que lo que le mueve es una gran pasión por el arte", dijo ayer Solana, en referencia a Abelló, que cuenta con unos fondos impresionantes. Esta es la razón por la que, al mismo tiempo que abre las puertas a los maestros modernos, el Thyssen negocia con Abelló una muestra con los dibujos de los pintores de comienzos del siglo XIX y anteriores para el 2008.

INTIMIDAD El dibujo es más delicado que el óleo para las grandes exposiciones, llenas de carga mediática, que organizan las más importantes pinacotecas. La luz lo daña y, con el tiempo, el papel amarillea. Pero, en palabras de Solana, requiere un "nivel mayor de intimidad" por parte del espectador.

El retrato a lápiz que Goya realiza a su mujer, Josefa Bayeu, en 1805 abre la exposición inaugurada ayer. Se ha elegido al pintor aragonés por ser el más claro precursor del arte moderno, el que sentó las bases para los movimientos de finales del XIX y del XX, momento culminante de las vanguardias.

La presencia de artistas españoles es notable. Los dibujos expuestos que llevan la firma de Pablo Picasso son como el fogonazo de su obra vista en retrospectiva. El autorretrato, el periodo rosa, el cubismo, los desnudos de mujer y las escenas taurinas se muestran en delicadas piezas. De Dalí destaca el retrato del padre del artista y su hermana,de 1925, ejemplo de su excelencia como dibujante.

Los escultores también tienen su lugar. El dibujo para ellos es tan vital que algunas de las obras surgieron como apuntes. Dos obras destacan por encima de todas: Cabeza de una campesina , que Van Gogh presentó en 1884, y Bañista secándose o Después del baño , un Degas de 1895.