Tintín en el Tíbet (Casterman) no nos ilumina sobre el Tíbet, pero sí sobre la visión occidental que existía a mediados del siglo XX --e incluso después-- de aquel remoto país asiático. Hergé realizó el álbum en 1958 y el Tíbet al que casualmente llega Tintín desde el Nepal en busca de un amigo se centra en unos cuantos tópicos como son la inaccesibilidad del techo del mundo , su pobreza, la presencia predominante de los monjes budistas y la capacidad de levitar de alguno de ellos. Y por encima de todo, reina el exotismo del lugar, de un paisaje imaginado totalmente blanco.