Rusia se despedía ayer con gran cariño y afecto de su genial violonchelista y una de las figuras culturales más amadas, Mstislav Rostropóvich, que había fallecido el viernes en un hospital de Moscú a los 80 años.

Más de 10.000 personas acudieron al Conservatorio de Moscú, donde Rostropóvich había iniciado estudios a los 9 años. Ahí, en la Sala Grande, se celebró el velatorio. Entre los que fueron a darle el último adiós y expresar condolencias a su viuda y la exsoprano del Bolshoi, Galina Vishnevskaia, destacaron el presidente ruso, Vladimir Putin, y la reina Sofía que llegó a Moscú para asistir con carácter privado al funeral.

Hace tan solo un mes, en el día del cumpleaños de Rostropóvich, Putin añadió la Orden Rusa al Mérito a la larga lista de condecoraciones y premios del gran maestro, entre ellos el Príncipe de Asturias de la Concordia de 1997 y miembro de la Academia Europea de Yuste.

El acceso se abrió una hora antes del mediodía a los visitantes que deseaban despedirse del músico. Su mujer, Galina, con sus gafas negras y sosteniendo un pañuelo, y las dos hijas se sentaron cerca del ataúd, situado sobre un lecho de rosas en el foso de la orquesta. La pareja vivió junta 52 años.

Una grabación con la música del chelo de Rostropóvich resonaba en la sala. Además, una orquesta tocó la Primera Sinfonía de Rachmaninov en su honor. En la misma sala, hace un mes, 100 violoncelos sonaron en su honor en el día de su 80 cumpleaños, que celebró en el Kremlin pese a su enfermedad.

JUNTO A SU AMIGO YELTSIN A las ocho de la tarde sus restos fueron llevados a la catedral de Cristo Salvador de Moscú, el templo mayor de la Iglesia ortodoxa rusa, donde hoy se oficiará una misa. El músico será sepultado en el histórico cementerio de Novodiévichie, al lado del expresidente ruso y su viejo amigo Borís Yeltsin, enterrado el miércoles. Allí están también las tumbas de los escritores Nikolái Gógol y Antón Chéjov, la bailarina Anna Pávlova, el compositor Serguéi Prokófiev y el cantante Fiodor Shaliapin.