El escritor, actor y cineasta David Trueba reivindica la lección de las pequeñas derrotas cotidianas en su última novela Saber perder (Anagrama), y lamenta que en la actualidad se imponga el baremo deportivo que obliga a ganar siempre para calibrar el éxito y la felicidad.

Trueba afirma que "es un error medir muchas facetas de la vida con baremos deportivos. Me fastidia que se hayan impuesto. La vida tiene un final que no se parece a la medalla olímpica".

El escritor presentó ayer su tercera novela, Saber perder , el relato de las historias cruzadas de cuatro personajes en el que adopta la posición "fría" de narrador, aunque aderezada con ironía y humor para reivindicar la "aventura de vivir".

Para el escritor, que vuelve a publicar nueve años después de Cuatro amigos , "vivimos en una época en que el triunfo y la fama se sobrevaloran e incluso se miran como algo perfecto".

El novelista, que no ha dudado en comparar el itinerario vital de un ser humano con el de un automóvil, que irremediablemente acaba en el desguace, ha asegurado que le interesa "más la supervivencia que el triunfo".

"Perturbar es casi siempre más interesante que masturbar", ha sentenciado en uno de sus frecuentes y agudos comentarios, en los que no ha evitado referirse a la campaña electoral y ha criticado que "a los políticos se les olvida que perder es muy importante" y nunca hablen de lo que pueden hacer si pierden.

Dos de los cuatro protagonistas de Saber perder son Sylvia, que cumple dieciséis años el día en que comienza la novela, y su padre, Lorenzo, un hombre separado que trata de superar el abandono de su mujer y su fracaso laboral. Los otros dos protagonistas son Ariel Burano, un joven jugador de fútbol que deja Buenos Aires para fichar por un equipo español, y el abuelo de Sylvia, Leandro, un anciano profesor de piano que vive en esa época en la que casi todo se derrumba.