Con 70 años y una dilatada carrera a sus espaldas, el coreógrafo aragonés Víctor Ullate se siente «como el ave fénix, fuerte que para qué», y lo demuestra con su nueva coreografía, Carmen, donde convierte a la protagonista de la ópera en una supermodelo ninfómana y a sus dos amigas en travestis, porque esto es un «espectáculo».

«No he querido hacer un ballet, he querido hacer un espectáculo», dijo ayer Ullate en la presentación de su nuevo trabajo, que se representará a partir del 31 de agosto en los Teatros del Canal en colaboración con el Teatro Real.

Más de un siglo después de su estreno, esta nueva propuesta quiere «alejarse de los tópicos y lugares comunes» de la ópera basada en la novela del escritor francés Prosper Mérimée, pero manteniendo la «esencia de la historia». «No hay ni un abanico», precisó con humor el coreógrafo, que firma la dirección y la trama con Eduardo Lao, para matizar que no ha incluido danza española en este nuevo espectáculo sobre una mujer «transgresora, que va al límite de la provocación y provoca incluso que la maten».

«Es una mujer liberal que muchas mujeres querrían hacer lo mismo pero no lo hacen, por prejuicios, por la sociedad, lo que sea», sostiene el coreógrafo sobre su Carmen, a quien ha convertido en «una supermodelo ninfómana que por las noches trabaja en un puticlub».

Así, Carmen, interpretada por Marlen Fuerte -que «está viviendo un sueño», dice-, es una modelo de «alto standing» que quiere sentirse liberada y sus amigas son dos travestis. Don José es un jefe de policía y el papel recae en el hijo del coreógrafo, Josué Ullate, quien agradeció el apoyo de sus progenitores y aseguró que este papel le «ha descubierto el mundo de la interpretación».