En la madrugada del 4 de septiembre, ha muerto el NIÑO de BADAJOZ, cuando ya está muy cerca de llegar ese otoño extremeño, en el que árboles, cielo, aire y suelo se visten de verde, oro y ocre, en ese espectáculo que el sol culmina en un milagro multicolor flamenco y torero, que tanto le gustaba, en cuyos inicios nació y en el que hubiera cumplido 83 años. Ha muerto Joaquín Expósito Izquierdo, después de siete años de convalecencia de un ictus, con secuelas, que sufrió a los 76 años, y que le repitió después dejándolo postrado en cama durante los últimos años.

Cantaor extremeño, emblema del flamenco de Badajoz, ‘El ÚLTIMO BOHEMIO’ de nuestro flamenco, que nos dio tantas noches de gloria con su cante y con el que pasamos innumerables tertulias en la Asociación de Arte Flamenco de Badajoz y después en la Tertulia Flamenca Porrina de Badajoz, en las que tanto nos reímos y disfrutamos con él, y en aquellas conferencias por toda Extremadura, acompañados de El Madalena y Joaquín Ponce, cuando estaba en su mejor momento, con 47 años. Y en aquellas noches del Jueves Santos en Fuente de Cantos, cantándole saetas al Nazareno y a la Virgen la Angustias, que fueron inconmensurables

Muy amante del campo y de la naturaleza, muy aficionado a los galgos --«Me gusta cazar con galgos, soy incapaz de matar…--», y a la pesca; era todo un especialista en preparar los cangrejos de río, que nos hizo muchas veces. El Niño fue siempre un flamenco generoso y desprendido que estaba siempre dispuesto y sin prisas y al mismo y tiempo presto para a ir donde lo llamaran sin importarle no cobrar, en todas las obras benéficas, en la cárcel, los ancianos, deficientes…….. Y también para cantar gratis en cualquier peña que empezaba sin medios.

Lo que quiso siempre fue cantar y que lo apreciaran. Porque eso sí, era muy celoso de su arte. Con él muere una forma de concebir, expresar y de vivir el flamenco, que está desapareciendo con su generación, basada en el amor, la afición y la pasión por el flamenco, con completo desapego a lo material.

Por las navidades, los miembros de la Tertulia Porrina de Badajoz hemos ido siempre a felicitarlo y a llevarle una cesta de navidad. Estaba postrado, pero recuerdo que en la del 2012, ya en movimiento, aunque no podía hablar y menos cantar, cuando sacó Miguel Vargas la guitarra se arrancó templándose con un ¡Ay! espeluznante, llevando el compás de la salida en ayeo, de forma que nos sobrecogió a todos. Después en el otoño del 2013, estuvo con nosotros, comiendo y balbuceando en nuestra tertulia de los miércoles, hasta que recayó definitivamente y ya no se levantó más

Joaquín se distinguió siempre por su bondad atendiendo a todo el mundo, fuese quien fuese, y con su trato exquisito con las mujeres. Todo un personaje el Niño de Badajoz, tan querido por todos y sobre todo en su Badajoz. Muy enamoradizo, aunque al final tuvo la suerte de recalar con su primera novia, Ascensión, toda una santa, al que el Niño nunca podría agradecerle, en dos vidas que hubiera vivido, su comportamiento de siempre y sobre todo en esos años de dependencia.

Hijo de Julia la Cantaora o la Extremeñita, cantó desde niño y debutó, ya como NIÑO de BADAJOZ, a los 15 años con Porrina de Badajoz. Jilguero libre, en permanente vuelo, se fue a Madrid, se sacó el carné de artista en Málaga y después, al extranjero: en Lyon, donde estuvo años y donde grabó siete discos con la Belter y en Suiza, otros tantos más, donde actuó en la inauguración de la Peña Antonio Mairena de Ginebra, en la que cantó muchas veces con los dos maestro de la segunda mitad del siglo XX, Mairena y Fosforito. Volvió a Badajoz al final de los setentas y abrió un bar en San Roque muy frecuentado por los flamencos. En 1981, ganó en Fuente de Cantos, en el Concurso Regional de Cante Flamenco, el primer premio, por soleá, su especialidad y el segundo por seguiriyas. Tuvo en su ciudad al menos tres Peñas Niño de Badajoz que no cuajaron ninguna en continuidad. En el 2009 recibió en el Teatro López de Ayala de Badajoz un gran y merecido homenaje con todos los artistas de Extremadura. En el Congreso de Badajoz en 1990, se encumbró, ante los aficionados de toda España, cantando por soleá de forma memorable, acompañado por José Antonio Conde; grabación, en directo, que afortunadamente está reeditada para deleite de todos. ¿Para cuándo una calle con tu nombre en Badajoz?

Termino esta semblanza en su honor, en el momento de su muerte, con aquel fandango adaptado que José el de la Tomasa le dedicó a otro personaje peculiar del flamenco, su amigo Paco Toronjo, que también se quedó sin voz y que le cuadraba a la perfección, a Joaquín, en las circunstancias que estuvo en sus últimos años: ¿Porqué le han quitao la voz --a ese ruiseñor herío? -- Si su cante siempre ha sío - un quejío de dolor-- que de Badajoz ha salío. Descansa en paz, maestro y amigo.