Uma Thurman aparece en una pequeña sala del Hotel Carlyle de Nueva York e irradia esa presencia que solo poseen las verdaderas estrellas. Llena la estancia con sus largos brazos y gesticula todo el tiempo con unas manos que podrían partirle la cara a alguien casi sin esfuerzo.

La actriz bromeó con los periodistas que asistieron ayer a la presentación mundial de Mission Zero, la segunda aventura cinematográfica de Pirelli tras el corto que protagonizaron el año pasado Naomi Campbell y John Malkovich, e ironizó sobre su separación del actor Ethan Hawke, el padre de sus dos hijos. "En realidad, me siento como una madre soltera", aseguró tras la proyección de la cinta de 10 minutos, dirigida por Kathryn Bigelow (Días extraños ), exmujer de James Cameron.

Artista con tembloresDespués, la diva de Kill Bill se enfrentó uno a uno con algunos periodistas en la habitación 515 del hotel. Allí la mujer que decapitaba villanos con una catana en la película de Quentin Tarantino, temblaba. "Estoy en una fase de crecimiento personal. Intento tomar conciencia de las cosas importantes", contó la actriz, que cumplirá 37 años en abril.

Thurman, que vive en Madison, cerca del Carlyle, podría haberse cruzado ayer con Salma Hayek, que se hospeda en el hotel, o con Carlos y Camila, que lo dejaron el lunes. La actriz conoció a Hawke en el rodaje de Gattaca. Cuando se casaron en 1998, ella estaba embarazada de su hija, Maya Ray. Cuatro años más tarde nació Levon Roan. "Ahora ellos son mi vida. Por eso no voy a producir más películas por ahora; no quiero invertir lo que gano en nada que no sean ellos por si lo pierdo", bromeó.

La musa de Tarantino no negó ni confirmó haberse comprometido con su novio a ratos, el hotelero neoyorquino André Balazs, con el que llegó a anunciar su ruptura. La pareja, sin embargo, fue sorprendida recientemente en el Caribe. "Eso pertenece a mi vida privada", dijo en el hotel del amor. En la suite 3191 del Carlyle se alojó Penélope Cruz durante el rodaje de Vanilla sky , cuando se enamoró de Tom Cruise.

Poco antes de dar por acabada la comparecencia, Thurman agradeció a sus padres la educación budista que le dieron. "Me ha ayudado mucho, pero rechazo las etiquetas. No quiero que digan de mí que soy budista o judía", dijo. Hay otras etiquetas que le gustan: las de los grandes diseñadores. La actriz, con una chaqueta diseñada por Gigi Vazola para Pirelli y un conjunto de Balenciaga, salió del hotel rumbo a Manhattan.