El coltan es un mineral formado por columbita y tantalita del que se extraen el tántalo y el niobio, componentes esenciales en aparatos como ordenadores, móviles, consolas y armas inteligentes. El 80% de las reservas mundiales de coltan, que además es un superconductor y resiste altas temperaturas, se encuentran en Africa, y hay quien dice que se está acabando. Cuando ello ocurra, ¿cabe esperar un conflicto como el que arrasa Irak? Alberto Vázquez-Figueroa (Santa Cruz de Tenerife, 1936) ha llevado esta reflexión a la trama de su última novela, Coltan (Ediciones B), recuperando el pulso vibrante de sus mejores obras con la lupa del reportero.

Acción, intriga y un tema de actualidad son los ingredientes de esta novela con escenarios de EEUU, Congo, Brasil y Cuba. Con el petróleo por las nubes, el autor asegura que "las grandes naciones han perdido la esperanza de controlar el petróleo y ahora les interesan las telecomunicaciones". "Se puede no usar el coche o usarlo menos, pero ¿cómo podemos prescindir de miles de millones de llamadas de móvil".

La ONU ha reconocido al menos cuatro millones de muertos en Africa por el coltan. Las luchas tribales son, en realidad, una guerra por el control de las extracciones y venta a las multinacionales, como ha sucedido en Ruanda y Uganda. "Por cada kilo del mineral ha habido uno o dos muertos y se están agotando las reservas. Seamos más sensatos", dice. Con esta obra pretende llegar a los jóvenes, que "han nacido con el móvil en la cuna". "Somos demasiados prisioneros del desarrollo y estamos construyendo un mundo que rompe los puentes con el pasado".