El imperio de la medusa, que Gianni Versace levantó combinando el pop con simbología griega y romana, entró en crisis cuando éste fue asesinado en 1997. Con su hermana Donatella al timón creativo y financiero, el negocio empezó a hacer agua y tuvo que arrojar lastre, como la cesión, mediante licencias, de los perfumes y relojes. Ahora, la firma lucha por recuperarse del descalabro con un consejero delegado, Giancarlo di Risio, que tiene las cosas muy claras: Versace dejará a un lado su estilo de nuevo rico, tipo Cavalli y Dolce&Gabbana, y potenciará los accesorios.

Por eso no es de extrañar que, hace una semana, la firma reinaugurase estética y conceptualmente su tienda de Nueva York, en plena Fashion Week, con una fiesta en la que el bolso canyon que lució Jennifer López y que exhibe Halle Berry se convirtió en el emblema de los nuevos tiempos. Allí apuraron caviar y champán usuarios como la exmodelo Cindy Crawford y el actor Nicholas Cage.

Desde que murió Gianni, Donatella hacía a su antojo (ya que poseía el 20% de acciones, más el 50% que le guardaba a su hija menor de edad, Allegra), y apenas contaba en sus decisiones con su hermano Santo, dueño del resto. La desorganización en el diseño, la caída en las ventas y la falta de gestión firme les llevaron al borde del ocaso.

Para buscar una solución, Santo se reunió con su hermana y su sobrina Allegra, a punto de controlar la mitad del tambaleante imperio. Se renegoció la deuda con los bancos, que aceptaron e impusieron una gestión externa a la familia.

La salvación pasó por el fichaje de Di Risio, que llegó de la firma Fendi con la idea de potenciar el accesorio (en Gucci supone el 70% de ingresos, mientras que en Versace sólo el 4%). Cuando tomó el mando, en el 2005, la marca había perdido el año anterior 95 millones de euros.

El primer año logró que las pérdidas no superaran los 15 millones, fruto en buena medida de alejar de las finanzas a Donatella (que mantiene el puesto de directora creativa de la casa) y a Allegra, que ya ha tomado posesión de su herencia y vive en los Estados Unidos con la mirada puesta en el cine.

Di Risio ha diseñado una reestructuración: Donatella hará menos trajes de noche y más ropa elegante, vestidos y abrigos para el día. Además, ha puesto al frente de las colecciones de hombre al diseñador Warren Davies, que estuvo en Jil Sander y en Armani. De esta casa también ha fichado al equipo de relaciones públicas, incluyendo su mayor responsable, que llevaba 16 años en la casa.

En esta nueva etapa, Versace ha triplicado las ventas de accesorios, ha renovado la imagen de algunas tiendas y cortado de raíz los gastos de las que no eran rentables. En España, se ha mantenido la tienda de Puerto Banús, pero han cerrado las de Barcelona y Madrid, que, según han anunciado, volverán a abrir en nuevos emplazamientos.