Unas 300 fotografías, fragmentos de películas y documentos de archivos familiares indagan desde hoy en CaixaForum en la figura de Charles Chaplin en la primera exposición que analiza en España su trayectoria y la figura de su principal personaje, Charlot, convertido en icono universal. Sombrero hongo, bigote, unos pantalones demasiado grandes, zapatones gastados y un bastón flexible eran los elementos con los que Chaplin se convertía en Charlot.

La exposición trata de dar una explicación a cómo el actor fue capaz de transformar una estrella del cine de garrotazos y bullas en un emblema de la condición humana en una época de cambios técnicos y sociales e inestabilidad política. La exposición, que estará abierta al público hasta el 27 de abril, toma como punto de partida los archivos familiares para explicar la trayectoria de Chaplin, las claves de su éxito y su contribución al nacimiento de una nueva imagen del ser humano del siglo XX.

Bajo el título "Chaplin en imágenes", la muestra remarca la importancia del cine en la creación de la sensibilidad y del imaginario colectivo de millones de personas: "Chaplin creó un personaje que atrajo tanto al público popular como a intelectuales y artistas", subraya el comisario, Sam Stourdzé. La creación del personaje de Charlot fue el resultado de un largo proceso, desde sus primeras películas como actor para la productora Keystone, en las que Chaplin encarna la figura del vagabundo sin escrúpulos dedicado a urdir tretas, cortejar a las mujeres y robar a los amigos.

Un genio de la pantomima

A partir de 1918, cuando Chaplin funda sus propios estudios, Lone Star, surge un nuevo Charlot, con argumentos más refinados, una mayor tensión narrativa y nuevos personajes femeninos que proporcionan un contrapunto romántico. Según el comisario, ese mayor control del proceso de montaje permitió a Chaplin abrir su registro a nuevos temas: autobiográficos como en "El Chico", de crítica social como en "La quimera del oro" o "Luces de la ciudad", o de actualidad política como en "El gran dictador".

Si una de las claves del éxito de Charlot fue la pantomima -sus movimientos fueron objeto de imitación casi de inmediato-, no lo es menos, precisa Stourdzé, la coreografía que configura con sus gestos y movimientos. La exposición se ocupa asimismo de la influencia que tuvo Charlot en las vanguardias, con ejemplos en poemas de Salvat-Papasseït o Rafael Alberti, o en un filme de animación de Fernand Léger en el que representa al personaje como si fuera una maquinaria.

A partir de 1920 alternó grandes éxitos como "La quimera del oro" y "El circo" con fracasos de público como "Una mujer de París"; y en la década de los años 30, preocupado por los temas sociales, introdujo elementos de crítica, como en "Tiempos modernos" y "El gran dictador". Estas dos cintas enfrentaron a Chaplin con los sectores más conservadores de la sociedad norteamericana y, de hecho, durante la guerra fría el Comité de Actividades Antiamericanas le acusó de simpatizar con el comunismo.

En 1952 las autoridades de EEUU decidieron no renovarle el visado y Chaplin se instaló en Suiza con su familia. En dos de sus últimas películas, "Monsieur Verdoux" y "Candilejas", que acaban con la muerte del protagonista, Chaplin ofrece una metáfora de la soledad del creador enfrentado a los poderes del mundo, un retrato perfecto del final de su trayectoria. La exposición es una producción de la NBC Photographie (París) y posteriormente se presentará en Madrid y en otras ciudades españolas.